Franco Adessa
EL SECRETO DE LA TUMBA VACÍA DEL PADRE PÍO
Editrice Civiltá - Brescia
El dossier es un extracto del libro: "II segreto della tomba vuota di Padre Pio". Los temas publicados en este dossier no incluyen la totalidad de los tratados en el libro, sino una selección: se han omitdo los capítulos específicos que trataban sobre la vida, obra, milagros, persecuciones y perseguidores del Padre Pío, mientras que se han tomado sólo los indispensables para llegar al vértice y a las responsabilidades
de ese poder satánico mundial que, detrás de una máscara de respetable autoridad, velaba la identidad y las verdaderas motivaciones del principal responsable del secreto de la Tumba vacía del Padre Pío.
Dado que hemos querido realizar un delgado dossier para una amplia difusión, rogamos consultar el libro para las notas bibliográficas.
Operaie di Maria Immacolata - Editrice Civiltá Via Galileo Galilei, 121 - 25123 Brescia (Italia) Tel. e Fax: 030 3700003 www.chiesaviva.com E-mail: info@omieditricecivilta.it
EL SECRETO DE LA TUMBA VACÍA DEL PADRE PÍO
Por el Dr. Franco Adessa
Traducción TyD Traducciones
¿LA TUMBA ESTABA VACÍA?
En septiembre de 2002, apareció una noticia clamorosa: por orden del Vatica­no, se llevó a cabo una exhumación pre­
2002. He aquí, bre­vemente, la historia de ese artículo. «John McCaffery, el autor de "The Friar of San Gio-vanni: Tales of Pa­dre Pio" (El fraile de San Giovanni: historia del Padre
paratoria a la Beatifi-
Anne McGinn Cillis Hija espiritual del Padre Pío
cación del Padre Pío,
Pío) era amigo mío y
con la supervisión del card. Silvio Od-di y otros testigos. Cuando el ataúd del Padre Pío se abrió, se lo encontró completamente vacío, exceptuando tres objetos: su hábito, su cordón blanco y sus sandalias franciscanas. No había ni polvo ni restos deteriora­dos.
Anne Cillis, presidente del Instituto Nacional del Padre Pío en Canadá, e hija espiritual del Padre Pío, fue quien lanzó esta noticia con su artículo: "Il corpo di Padre Pio non trovato ne-lla sua tomba?" ["El cuerpo del Pa­dre Pío, ¿no fue econtrado en su tum­ba?"], apareció en la revista católica tradicionalista americana "Catholic Family News", en septiembre de
un gran amigo del Padre Pío.
Una vez, me refirió una historia fasci­nante: "Yo soy sólo un pobre fraile que reza", solía decir el Padre Pío a John, y la vista de grupos enormes de personas que abarrotaban el área ad­yacente al monasterio, verdaderamen­te lo consternaba y lo dejaba perplejo, tan grande era su humildad. "Oh Pa­dre - dijo John al Padre Pío - hoy, son miles los que vienen, pero des­pués de tu muerte, los peregrinos ven­drán aquí de a millones!". El Padre Pío, entonces, lo miró con una extraña expresión. "John - le di­jo lentamente, enfatizando cada pala­bra - ¡deja que vengan! ¡Yo no esta­ré aquí!".
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El artículo de Anne Cillis, acerca de la tumba vacía del Padre Pío, fue publicado en el periódico católico americano "Catholic Family News" del mes de septiembre de 2002.
Pasaron muchos años antes de que lle­gara a comprender el significado de estas extrañas palabras del Padre Pío. Entrevisté a tres prominentes tradicio-nalistas acerca de la realidad de esta historia de la tumba vacía y todos concordaron en que, al momento de la exhumación, "nada se dijo, excepto que cerraron el ataúd y no dijeron nada a nadie". Los rumores acerca de la "tumba vacía", sin embargo, se difundieron entre los capuchinos tra-dicionalistas de Europa, entre ellos el Padre Pulvermacher quien, en la en­trevista que le hice, me dijo que todos ellos, sin excepción, creían en la ve­racidad de la historia de la "tumba vacía".
El Padre Carl Pulvermacher, OFM, Cap., muy conocido en los Estados Unidos y en Canadá, que fue clarísi­mo al referirme sus convicciones acerca de la tumba vacía, me aconsejó
dirigirme a Robert y Cristina di Cecco, que vivían en Connecticut. Contacté a estas dos personas y supe que el card. Oddi había revelado los sucesos acerca de la exhumación a un amigo sacerdote, Chamoine de Porta, de Francia, el cual, amigo también de la familia de Cristina y los di Cecco, les refirió, palabra por pa­labra y con todo detalle, todo lo que el card. Oddi le había confiado». «En 1998, organicé uno de mis pere­grinajes a Italia, con San Giovanni Rotondo como meta privilegiada, y había contactado a un carísimo amigo, el Padre Giuseppe Pio (ex Bill Mar­tin, de Brooklyn, New York) del con­vento de San Giovanni Rotondo, al que recuerdo muy bien porque, a con-tinución, se dijo que él fue uno de los testigos junto al card. Oddi, del des­cubrimiento de la "tumba vacía" del Padre Pío.
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En el mes de octubre de 2002, organi­cé otro peregrinaje que incluía la visi­ta a San Giovanni Rotondo. En el en­tretiempo, nuestro caro amigo Padre Giuseppe Pio había muerto. Ésto sucedió en el 2000 y su muerte fue repentina e inesperada. Según lo informado, una noche fue llevado a la Casa Alivio del Sufrimiento ¡y a la mañana siguiente había muerto! Tenía sólo 61 años. Otro testigo del descubrimiento de la "tumba vacía" fue el Padre Alessio Parente. Pero también el, desgracia­damente, murió de improviso, en el mismo año 2000.
Era el 26 de octubre de 2002, un mes después de la publicación de mi artí­culo sobre la "tumba vacía" en la re­vista americana "Catholic Family News". Luego de la visita a la tumba en la cripta, fuimos al despacho para los peregrinos de lengua inglesa, don­de el P. Ermelindo, mientras nosostros estábamos mirando algunas filmacio­nes, nos dijo de improviso: «Lo senti­mos mucho, pero no pidan reli­quias. No hay reliquias del Padre Pío, no todavía. Su tumba aún no ha sido tocada; efectivamente, no ha sido abierta todavía y el Padre Pío será exhumado cuando nuestra maravillosa "iglesia nueva" sea ter­minada. Nuestra intención es colocar su cuerpo sobre dos columnas, para la veneración de los fieles». ¡Yo quedé estupefacta! Era una mentira tan im­púdica que costaba creer haberla escu­chado.
Luego de la publicación de mi artícu­lo sobre la "tumba vacía", en el "Catholic Family News", fui abarro­tada de llamadas telefónicas de lecto­res que hacían la misma pregunta obligada: «Bueno, entonces ¿qué ha sucedido con el cuerpo del Padre Pío, si ya no está en su ataúd?».
Arriba: P. Giuseppe Pio, en excelente estado, fotografiado dos días antes de morir.
Debajo: P. Giuseppe Pio, bendito en el ataúd, muerto de la noche a la mañana.
Tras el descubrimiento de los decesos misteriosos del año 2000, de los dos frailes Padre Giuseppe Pio y Padre Alessio Parente, testigos de la tumba vacía del Padre Pío, Don Villa quiso ver más claro.
Fuimos a Morfasso, donde vivía la fa­milia del card. Silvio Oddi, y nos diri­gimos al "Bar Oddi", donde encontra­mos al nuevo párroco del lugar: don
El Cardenal Silvio Oddi murió el 29 de junio de 2001 y se rumoreaba que
estaba enfermo
o que tenía un cáncer.
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Pier Antonio Oddi, sobrino del Carde­nal.
Después de visitar la tumba del tío, nos habló de su consagración y de sus viajes al exterior, regalándonos luego una bella fotografía del Cardenal. Antes de ausentarse, debido a un compromiso, el párroco llamó a la es­posa del último sobrino del Cardenal, la cual nos contó que su marido hacía de chofer a su tío, preferentemente cuando lo acompañaba al exterior, mientras que para los viajes por Italia, el card. Oddi tenía otro chofer de Roma, el Sr. Franco Sasso, que ha­bía fallecido en una operación del corazón, cuya fecha no recordaba, indicándonos el año 2000. Acerca de la enfermedad del Carde­nal, la señora nos dijo que él no tenía ninguna enfermedad; "sufría un po­co de problemas circulatorios y de Párkinson", pero la causa de su muerte había sido una caída en su casa, ocurrida a fines de 1999-2000, que le causó un hematoma detrás de la cabeza que, presionando el ce­rebro, le había traído graves pro­blemas. Luego agregó que el Carde­nal se había hecho operar de la prós­tata, pero esta operación no represen­taba ningún peligro, sino que el peli­gro grave eran las condiciones pro-
vocadas por el hematoma en la ca­beza. ¡Ella nos aseguró que la muerte del Cardenal había sido causada por aquella caída!
Por orden del Vaticano, el card. Silvio Oddi hi­zo una exhumación preparatoria a la beatifica­ción del Padre Pío con algunos testigos y, con gran estupor, encontraron la tumba vacía. Poco después, los testigos, el card. Oddi y su chofer, murieron. El cardenal, sin embargo, relató esta experiencia a personas de su confianza.
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GIAMBATTISTA MONTINI
Giambattista Montini, ordenado sa­cerdote el 29 de mayo de 1920, conti­nuó sus estudios en la Pontificia Uni­versidad Gregoriana. En la Academia Pontificia de los ecle­siásticos nobles trabó una amistad, que marcó el resto de su vida, con el siciliano Mariano Rampolla del Tin-daro, sobrino nieto del card. Maria­no Rampolla, muerto en 1913, y que según los documentos encontrados en su despacho, resultó ser el jefe de la Ordo Templi Orientis (O.T.O.), ins­titución de los Illuminati de Baviera que promueve la corrupción satáni­ca en los ambientes de alto nivel, co­mo medio indispensable para obtener el control de altas personalidades. En 1923, Montini fue encargado por Pío XI de ocuparse del Círculo Uni­versitario Romano (CUR). En octubre de 1924, Montini es lla­mado a trabajar en la Secretaría de Es­tado, bajo la dirección de Mons. Giu-seppe Pizzardo, del card. Pietro Gasparri y de Mons. Francesco Borgognini-Duca, Primer Nuncio pa­pal tras la firma de los Pactos Latera-nenses, y amigo de Angelo Roncalli. En octubre de 1925, Montini fue nombrado Asistente eclesiástico na­cional de la Federación de Universi­tarios Católicos Italianos (FUCI). En 1926, Montini fue fichado como homosexual por la Policía de Milán. El 12 de febrero de 1933, un padre je-suita "detectó en el apostolado de mons. Montini en la FUCI una in­trusión perturbadora en el ámbito de los asociados. Montini fue obliga­do a dimitir, lo que se concretó el 12 de marzo de 1933.
Según los archivos del Ministerio de Asuntos Internos italiano, el Asisten­te eclesiástico nacional de la FUCI Mons. Montini, había sido sorprendi­do, con alguien del mismo sexo, en un baño público, realizando actos obs­cenos contra las buenas costumbres.
Mons. Montini en los años '30.
En 1934, Montini se dirigió a Inglate­rra con su amigo mons. Rampolla del Tindaro, sobrino del Jefe de la O.T.O., el card. Rampolla. En ese tiempo, Montini trabó amistad con personas que compartían la misma orientación sexual: Hugh Montgo-mery, hermano del famoso artista Pe-ter Montgomery, durante mucho tiempo pareja homosexual del espía de Cambridge Antony Blunt, pasado después al campo soviético. Otro de ellos era el Vizconde Evan Tredegar, quien se divertía platicando con sus amigos acerca de sus proezas sexua­les y ocultas, incluídas sus experien­cias directas con Misas Negras. Tre-degar, vuelto luego a Inglaterra, con­servará una fotografía del joven Mons. Montini "mejilla a mejilla con un guapo marinero".
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El 16 de diciembre de 1937, Montini fue nombrado Sustituto en la Secreta­ría de Estado, dependiendo del Secre­tario de Estado card. Eugenio Pacelli. El 2 de marzo de 1939, Pacelli se transformó en el Papa Pío XII y Mon-tini mantuvo su cargo en la Secretaría de Estado, con Mons. D. Tardini. En 1939, Montini se encuentra en Polonia y, debido al odio que alimen­ta hacia los alemanes y la misma Ale­mania, se hace el portavoz del punto de vista del Vaticano - pero, en reali­dad, su punto de vista personal -aconsejando a Polonia abrir fuego contra el ejército alemán. Estallada la guerra, Montini organiza el Servicio de Investigaciones e In­formaciones para los prisioneros de cada país y la Comisión de Rescate, que será luego la Pontificia Comi­sión de Asistencia. Durante toda la guerra, Montini, se-cerdote-diplomático de día e intrigan­te por la noche, mantendrá estrechas relaciones con el personal aliado de los servicios de inteligencia militar de la Office of Strategic Services (OSS) (el precursor de la CIA) como tam­bién con personal de Inteligencia Británica y Soviética. La Office of Strategic Services (OSS), a cambio, se comprometía a llenar la tesorería vaticana con dólares, como también las arcas de la Mafia Siciliana y de la Masonería, para preparar la invasión de Sicilia. Montini fue el responsa­ble de obtener informes de inteli­gencia, por parte de los jesuitas en Ja­pón, que sirvieron a los Aliados para identificar objetivos estratégicos para bombardear.
En 1943, Montini pierde a ambos pro­genitores: el 12 de enero, muere el pa­dre; el 15 de mayo, su madre. Montini dedica a la madre una tumba, sobre la cual hace esculpir una com­posición simbólica, cuyo autor es él mismo, que muestra una realidad terrible: su "predestinación" como Jefe de los Illuminati.
La tumba de la madre de Pablo VI, en el cemen­terio de Verolavecchia (BS), en la cual aparece la simbología masónica, proyectada por Mons. Giambattista Montini en 1943. En el 2012, tal simbología oculta fue descifrada (véanse los tra­zos negros y rojos con el punto amarillo central) desenmascarando la Triple Trinidad masónica que, evidentemente, Mons. Montini ha mostra­do conocer muy bien.
Debajo: el ataúd de Pablo VI, acerca del cual había declarado, en su testamento, no querer ningún símbolo cristiano, ni siquiera la cruz.
En 1944, a la muerte del card. Ma-glione, mons. Montini queda como Pro-secretario de Estado hasta no­viembre de 1954, cuando fue echado de Roma por Pío XII, porque lo trai­cionaba.
En el verano de 1944, desconociéndo­lo Pío XII, mons. Montini entró en negociados de alto nivel con los Co­munistas italianos. Su objetivo era formar una alianza entre el Partido Demócrata Cristiano, los Socialistas y los Comunistas.
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en Brescia. Su primera empresa terro­rista tuvo lugar el 31 de octubre de 1943, en Brescia, causando la muerte del director de la Prisión judicial, pa­dre de cinco hijos, y de un soldado de diecinueve años, ambos destrozados por la explosión.
He aquí cómo se justifica Leonardo Speziale: «La misma hospitalidad que me ofrecieron los Montini, tan católicos, me parece por demás sig­nificativa. Mamá y papá Montini sabían que yo era uno de los que ponían las bombas en los cuarteles de los nazifascistas - yo mismo con­feccioné muchas de ellas en su casa, donde me ofrecieron hospitalidad, solidaridad y afecto. Católicos eran también los miembros de la familia en cuya oficina se hacían los arte­factos que usábamos en los atenta­dos».
Al terrorista Leonardo Speziale, el 26 de diciembre de 1944, le fue con­ferido el cargo de Inspector militar para el Véneto.
El 4 de abril de 1944, el "héroe de la Resistencia", mons. Girolamo Bor-tignon, acérrimo enemigo del Padre Pío, fue nombrado por Pío XII Obis­po de Lidda y Administrador Apos­tólico de las diócesis de Belluno y Feltre, la misma zona en la cual era Inspector el terrorista rojo y caro amigo de los Montini, Leonardo Spe-ziale.
Entre octubre de 1944 y febrero de 1945, bajo el Inspectorado de Spezia-le y en la zona de competencia de
Mons. Bortignon, fueron masacra­dos alrededor de 600 inocentes, casi siempre por venganzas personales o simples robos, a manos de los comu­nistas.
En la zona del Véneto, en ese mismo período, tampoco faltó la presencia del hombre de confianza de Mons. Giambattista Montini: Loris Capovi-lla, el cual, ordenado sacerdote el 23 de mayo de 1940, a partir del 8 de septiembre de 1943 colaboró con la
La primera página del documento americano, rela­tivo al encuentro Montini-Togliatti del 10.7.1944.
El 10 de julio de 1944, tuvo lugar un encuentro entre mons. Montini y Pal-miro Togliatti, jefe indiscutido del Partido Comunista italiano. Éste fue el primer contacto entre el Vaticano y un líder del Comunismo. En 1945, en la vigilia de la Conferen­cia de Yalta, mons. Montini se reunió con el comunista Eugenio Reale, con la intención de organizar un encuentro entre Togliatti y el Papa. Mientras mons. Montini daba rienda suelta a su anti-fascismo con sus con­tactos secretos con representantes comunistas de alto nivel, su familia manifestaba esta pasión política por la izquierda de un modo mucho más in­quietante. En un artículo escrito por el Dr. Salvatore Macca, ex Presidente del Tribunal de Brescia, titulado:
"Los Montini ayudaron al terroris­ta comunista Speziale a asesinar a la gente con bombas", hay informa­ciones sobre la actividad del comunis­ta Leonardo Speziale quien, después de condenas penales por crímenes violentos, huyó de la cárcel en Fran­cia y regresó a Italia, estableciéndose
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Resistencia partisana, hundiéndose hasta el cuello en un túrbido pasado de violencia roja ligada a la guerra civil en el norte de Italia.
Terminada la guerra, a partir de un in­forme secreto de los servicios de se­guridad de la Fiat, se hace evidente la acción política de Capovilla que, a través de los sindicatos y el Partido Comunista italiano, comenzó a ins­talarse, en primerísimo plano, en el proceso de comunistización de la nación italiana.
El 11 de abril de 1953, el hallazgo del cuerpo de Wilma Montesi en una playa al sur de Roma da inicio al "Caso Montesi", tras descubrirse que la muchacha había participado en una misa negra, en un pabellón de caza en las cercanías de Roma. El titiritero de este escándalo fue el marqués Ugo Montagna, al que Guy Carr, uno de los máximos expertos en Masonería, identificó como el Jefe político de los Illuminati de Baviera en Italia, cuyo objetivo era controlar a Mussolini y esperar el momento oportuno, para imprimir un giro a la izquierda a la política italiana.
En 1954, el "Caso Montesi" se desva­neció en la nada, pero logró un resul­tado: tronchó la candidatura a la pre­sidencia de la Democracia Cristiana de Attilio Piccioni, el cual «... como secretario democristiano, gestionó la fatídica campaña electoral de 1948, enfrentándose con coraje al peligro comunista...». Italia estaba ya lista a la "apertura ha­cia la izquierda", tan anhelada por mons. Giambattista Montini. «Con la Iglesia que se ponía inespera­damente al servicio de Carlos Marx», «Amintore Fanfani, fuertemente inspirado por mons. Loris Capovi-lla, fue el encargado de desarrollar el programa de la "apertura hacia la izquierda" en Italia». La expulsión de Mons. Giambattis­ta Montini de la Secretaría de Estado,
El marqués Ugo Montagna, titiritero del "Caso Montesi", era el Jefe político de los Illuminati de Baviera en Italia, que tenía el objetivo de esperar el momento oportuno para un giro a la izquierda de la política en Italia.
el 1° de noviembre de 1954, su poste­rior nombramiento como arzobispo de Milán y el significativo silencio de Pío XII ante ello, creó una situación nueva para Montini y para la Alta Masonería.
Montini quedó aturdido: «Montini no estaba feliz, más bien aparecía como perdido ... su semblante había cambia­do. Incluso el tono de la voz era dis­tinto, los gestos menos expresivos. Se habla de un verdadero exilio infligi­do al monseñor que había osado "traicionar" la batalla antisocialista, así como anticomunista, del Papa Pa-celli».
El predestinado por la Alta Maso­nería para ocupar el trono de Pedro y el vértice de la Orden de los Illu-minati de Baviera, había sido exilia­do y tenía la puerta cerrada al Car­denalato y, por ende, al papado.
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de la Secretaría de Estado y la muerte de Pío XII, fue muy delicado para la Masonería, por el peligro de que Pío XII siguiese con vida mucho tiempo más.
Don Villa me refirió lo que circulaba en el Santo Oficio: «Nosotros pensa­mos que Pío XII fue asesinado por dos razones: si Pío XII hubiera vivi­do todavía un año y medio, el plan de la Masonería mundial para colo­car como jefe de la Iglesia a su hombre, Montini, habría naufraga­do. Pío XII, en 1960, seguramente ha­bría publicado el Tercer Secreto de Fátima que contenía la frase: "Sata­nás, efectivamente, logrará introdu­cirse hasta la cima de la Iglesia"; además, la Masonería no habría po­dido imponer a Roncalli, como su "papa de transición", porque en ese tiempo ya estaba enfermo de cáncer y le habían dado sólo cinco años de vida. Si Pío XII hubiera vivido un año y medio más, Roncalli jamás habría podido ser elegido papa, porque la no­ticia de su enfermedad se habría di­fundido y le habría impedido tener los votos necesarios para su elección al solio pontificio. ¡Y Montini nunca se hubiera convertido en Cardenal y, por tanto, en Papa!». Durante el período del "Caso Monte-si", «Incluso el Vaticano fue afecta­do por la crisis, al descubrirse que el aventurero Ugo Montagna era amigo íntimo del médico personal del papa, Riccardo Galeazzi Lisi», el cual participaba también en las Mi­sas negras y las orgías bacanales or­ganizadas por Montagna. ¿Por qué, Riccardo Galeazzi Lisi, en lugar de ser indagado, "fue echado de los sa­cros palacios"? ¿Se sabía que Ugo Montagna tenía la misión de "in­fluenciar a hombres, mujeres de la alta sociedad y altos niveles de la Iglesia y del Estado, y se valía de la extorsión para obligar a muchas personas a obedecer a sus amos, los
Illuminati?".
Riccardo Galeazzi Lisi, médico personal de Pío XII y amigo íntimo del marqués Ugo Montagna, participaba en las misas negras y orgías bacanales, organizadas por su amigo Ugo Montagna.
Fue, justamente, a principios de 1955 que comenzaron los contactos episto­lares y personales de Montini con
mons. Roncalli.
Ésta era la única vía posible: llevar al solio pontificio a Roncalli, de mane­ra de resolver el problema del carde­nalato de mons. Montini y abrirle, así, el camino al pontificado. En 1956, Don Luigi Villa tuvo el pri­mer encuentro con el Padre Pío, du­rante el cual recibió el encargo de de­dicar toda su vida a defender a la Iglesia de Cristo de la obra de la Masonería eclesiástica. Luego, Don Villa recibió el mandato papal de Pío XII para desempeñar la misión que le confió el Padre Pío, po­niéndose a las órdenes del card. Ot-taviani, prefecto del Santo Oficio. El período comprendido entre el ale­jamiento obligado de mons. Montini
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En un artículo, del 22 de junio de 2008, de Alberto Bertotto, leemos que «La hija de Ezra Pound, Mary de Rachelwitz, confió al profesor Panta­no que la misión homicida de los ki-ller de USA, que debían asesinar a Benito Mussolini, fue organizada por J.J. Angleton, punta de lanza del pro-secretario de Estado vaticano mons. Montini, "secundado por su fiel Togliatti". Es sabido que el espía de USA se servía proficuamente de la red de informaciones que había cre­ado la Santa Sede: un servicio de In­teligencia que, en aquellos años, era dirigido por el "piadoso" mons. Giambattista Montini». El Papa Pío XII murió el 9 de octubre de 1958. El 26 de octubre de 1958, los cardenales de la Iglesia eligieron al card. Giuseppe Siri de Genova co­mo sucesor del Papa Pío XII. El nuevo Papa electo había aceptado el cargo, convirtiéndose en el 262° Vica­rio de Cristo, informando a los Carde­nales que tomaba el nombre de Gre­gorio XVII. Dado que, según el Dere­cho Canónico, la dimisión de un Pa­pa, regularmente electo y que haya aceptado el cargo, es nula, Gregorio XVII siguió siendo el verdadero Vi­cario de Cristo hasta su muerte, acaecida en 1989.
Pero los Illuminati de Baviera tení­an otras preferencias y otros planes. A este propósito, el economista, polí­tico, escritor y periodista conde Paolo Sella di Monteluce, reveló a Franco Bellegrandi que, pocos días antes del cónclave, en el Santuario de Oropa, una alta autoridad masónica en contacto con el Vaticano, le dijo que "... el próximo papa no sería Siri, si­no que se elegiría un papa de concilia­ción; ya había sido elegido el pa­triarca de Venecia, Roncalli... la Iglesia está en nuestras manos». ¿Con qué amenazas se obligó a dimi­tir al Papa Gregorio XVII? La ver­sión oficiosa es la amenaza de muer­te al card. Giuseppe Siri y el exter-
El card. Giuseppe Siri fue electo Papa en 1958 y tomó el nombre de Gregorio XVII, pero de­bió dimitir. ¿Se utilizó la amenaza de una bomba atómica sobre el Vaticano para alejar al card. Giuseppe Siri de la Cátedra de Pedro?
minio de toda su familia, pero la más eficaz era el exterminio de todo el vértice de la Jerarquía eclesiástica. Existía ya la bomba atómica, y sus efectos habían sido demostrados el 6 y el 9 de agosto de 1945, sobre casi todos los católicos del Japón. El primer test nuclear de los Estados Unidos tuvo lugar el 16 de julio de 1945, en un sitio llamado: "¡Trini­dad"! Es interesante destacar que es justamente al concepto de Trinidad que el reinado del Anticristo quiere sustituir: ¡la Ssma. Trinidad debe ser sustituida por la Triple Trinidad ma­sónica!
Recordemos que, en marzo de 1945, Japón había comunicado su rendi­ción incondicionada a los Estados Unidos, los cuales, ignorando tal ren­dición, continuaron bombardeando las ciudades japonesas porque la admi­nistración Roosevelt quería prolon­gar la guerra para desarrollar la bomba atómica.
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En Nagasaki vivía el 70% de los ca­tólicos japoneses. Nagasaki e Hiros­hima eran las ciudades en las que vivía la casi totalidad de los católi­cos del Japón. Luego, las dos prime­ras bombas atómicas de los Estados Unidos fueron, sí, lanzadas sobre la "raza amarilla", ¡pero PARA ASE­SINAR A LA CASI TOTALIDAD DE LOS CATÓLICOS DEL JAPÓN!
bardeo total de la capital italiana no solamente parece auspicioso, sino ne­cesario».
En realidad, durante la Segunda Gue­rra mundial, las bombas aliadas gol­pearon el Vaticano dos veces y desde entonces, el Papa Pío XII, reuniendo a los cardenales, les aconsejó prepa­rarse para elegir un pontífice suce­sor fuera de Italia, en caso de que Él hubiese sido asesinado. En mayo de 1945, el conflicto armado en Euro­pa había llegado a su fin, pero las tácticas de intimidación violenta, ejercidas por los enemigos de la Iglesia contra el Papa, no se detu­vieron.
Muchos hechos indican que, desde 1949, los poderes seculares intenta­ban intimidar al Papa Pío XII con la amenaza de una bomba nuclear sobre el Vaticano para forzar un cambio en la enseñanza de la Igle­sia, la cual obstaculizaba la agenda del emergente Gobierno mundial del Anticristo. Como parte de la ofensiva de la Masonería contra la Iglesia, en el período posterior a la Segunda Guerra mundial, el escritor rabiosamente anti-católico, Avro Manhattan, lanzó, bajo el formato de un libro, una amenaza pública contra el Papa, en la cual anunciaba: «La Iglesia católica se entromete en los asuntos de los cuerpos políticos con la misma energía, audacia, astucia y determinación con que lo ha hecho en el período comprendido entre las dos guerras mundiales. ... Las bombas atómicas, que en pocos segundos han barrido Hiroshima y Nagasaki de la faz de la tierra y han puesto de rodillas al Japón, debería ser un lla­mado de atención a todas aquellas fuerzas que se ocupan del futuro de la humanidad y al hecho de que el método de los principios no nego­ciables de las épocas pasadas ha si­do superado para siempre. A menos que se abran nuevos horizontes, se
9 de agosto de 1945. Hongo atómico en Nagasa-ki.La potencia de esta bomba fue tres veces ma­yor que la lanzada en Hiroshima, el 6 de agosto.
¿Cual fué, entonces, el verdadero in­tento de estas dos primeras bombas atómicas lanzadas sobe Japón, de las que ninguno en los altos cargos quiso atribuirse la responsabilidad? El perenne portavoz del establishment anticatólico, Herbert George Wells, publicó su libro "Crux Ansata", en el cual propugnaba abiertamente la des­trucción del Vaticano: «¿Por qué no bombardeamos Roma? ... Un bom-
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creen nuevos métodos y se aliente un nuevo espíritu, los sistemas econó­micos, las doctrinas sociales y los re­gímenes políticos, así como las insti­tuciones religiosas, inevitablemente harán precipitar sobre sí mismas y toda la humanidad el aniquilamien­to total final... La Iglesia Católica no sería una excepción y, como las demás instituciones del mundo, de­bería prestar atención a esta adver­tencia; yendo al paso con el espíritu del siglo veinte, debería buscar un nueva camino».
Alice B. Bailey, la ex- alta sacerdotisa de lo que hoy se conoce como la "New Age", en 1957, un año antes de la muerte del Papa Pío XII, describió, sin medias palabras, cómo las poten­cias mundiales han buscado aterro­rizar secretamente a la Iglesia con sus armas nucleares. Esto servía pa­ra abrir el camino a una "ONU de las religiones mundiales", como ingre­diente necesario para el "Nuevo Go­bierno Mundial" y para la creación de una sola cultura y de una sola hu­manidad mundial: «La bomba ató­mica no es propiedad de las tres na­ciones que la han perfeccionado ... Es propiedad de las Naciones Unidas para su uso (o esperemos, más bien, para la amenaza de su uso) cuando la acción agresiva por parte de una na­ción muestre su rostro brutal. En sus­tancia, no importa que la agresión sea obra de una nación particular o de un grupo de naciones o si proviene de grupos políticos de cualquier poten­te organización religiosa, come la Iglesia de Roma, que no son aún ca­paces de mantenerse alejados de la política y dedicarse, en cambio, a las obras que competen a todas las reli­giones: conducir a los seres huma­nos al Dios del Amor». Cuál sea el "Dios del Amor" de Alice Bailey, lo podemos deducir de la or­ganización internacional masónico-sa-tánica por ella fundada: el "Lucifer
Alice Bailey, sacerdotisa de la "New Age", fue la fundadora del "Lucifer Trust" (La Cor­te de Lucifer) que dirige a la ONU.
Trust" (= la Corte de Lucifer), más prudentemente denominada después "Lucis Trust", que dirige la ONU. De su "nueva religión", Bailey escri­be: «El Cristo resucitado y no el Cristo crucificado será la nota dis­tintiva de la nueva religión..». «... Y una nueva iglesia de Dios, for­mada a partir de todas las religiones y de todos los grupos espirituales, pon­drá fin a la gran herejía separatis­ta».
Pero para llegar a ésto, Bailey recla­maba «rechazar decididamente, co­mo fuente de discordia y de guerra, a los dogmas, es decir, todos los enunciados con los que se forman las pretendidas verdades».
Los planes de la ONU y del Gobierno Mundial referentes al hombre y su destino, nos los describe con despia­dada sinceridad el famoso mundialista
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tares del mundo conozcan su des­trucción debido a su incapacidad de abstenerse de la guerra». Y a este mundo, aterrorizado ya por la amena­za de un holocausto nuclear, Russell ofrece el objetivo a alcanzar: «Apren­der a someternos a la ley, incluso cuando es impuesta por extranjeros que despreciamos y odiamos, y que sabemos ser completamente extra­ños a toda consideración de justi­cia».
A la luz de los escritos de los persona­jes citados, el calendario de los "test" de las diversas armas nucleares, lleva­do a cabo en 1958, adquiere ahora una enorme importancia. El increíble au­mento de las detonaciones de artefac­tos nucleares (por parte de los Estados Unidos y la URSS) se verifica justa­mente durante 1958, más que en cualquier otro año precedente. En realidad, se produjeron más explosio­nes de artefactos nucleares durante los 18 días comprendidos entre la muerte de Pío XII y el triunfo de las fuerzas masónicas en el Cónclave que siguió a ella, que las que se verificaron du­rante un período análogo de tiempo cuando tuvo lugar el primer test nu­clear de los Estados Unidos, en 1945. Según el ex- consultor del FBI, Paul L. Williams, documentos "desclasifi­cados" de la inteligencia de USA con­firman que «En el cónclave de 1958 (...) en el tercer escrutinio, Siri - se­gún fuentes del FBI - obtuvo los vo­tos necesarios para ser elegido Papa Gregorio XVII. El humo blanco salió de la chimenea de la Capilla para in­formar a los fieles que tenían un nue­vo papa.
Pero el nuevo Papa no se presentó al balcón.
En el cuarto escrutinio - siempre se­gún las fuentes del FBI - Siri obtuvo todavía los votos necesarios para ser electo nuevamente Sumo Pontí­fice. Pero los cardenales franceses anularon los resultados, sosteniendo
El "filósofo" Bertrand Russell, tenía un solo programa para el hombre y su destino: la des­población del planeta, con carestías, epide­mias, guerras y... bomba atómica.
y "filósofo" inglés, Bertrand Russell. La solución propuesta por él es la guerra: «La guerra podría volverse tan destructiva que, de una vez y para cualquier tasa de incremento demográfico, no habría peligro de superpoblación». Pero la guerra lo decepcionó; en efecto, a continuación escribe: «La guerra ha sido hasta aho­ra decepcionante bajo este aspecto... pero tal vez la guerra bacteriológica se revele más eficaz. Si una peste negra estallara en todo el mundo, en todas las generaciones, los sobre-viviventes podrían procrear libre­mente sin poblar en exceso este pla­neta».
Pero lo que lo fascina mayormente, es la bomba atómica: «No es improba­ble que las grandes potencias mili-
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que la elección de Siri causaría de­sórdenes y el asesinato de varios preeminentes obispos detrás de la Cortina de Hierro. Finalmente, al tercer día de ballottage, Roncalli recibió el apoyo necesario par convertirse en el Papa Juan XXIII».
El Padre Paolo Perrotta, en su infor­me "mainstream" acerca de la elec­ción de Juan XXIII, revela estar en conocimiento de que el Cónclave de 1958 habría podido ser el objetivo de un ataque nuclear, escribiendo: «Si todos los cardenales murieran, como es posible hoy con una bomba atómica, el derecho de elegir a los Obispos de Roma volvería al cuer­po que lo ha poseído originalmente y del cual los cardenales son sus re­presentantes, vale decir, al clero de la Ciudad Eterna». En una declaración de 1985 al perio­dista francés, Louis Hubert Remy, Giuseppe Siri dijo: «Este secreto (del cónclave) es horrible. (...) Han sucedido cosas muy graves. Pero no puedo decir nada».
El 28 de octubre de 1958, el masón Angelo Roncalli, descripto por Avro Manhattan como el "Candidato del Kremlin", apareció de improviso en el balcón papal y en la escena mun­dial como el "Papa" Juan XXIII. En realidad, en la escena mundial apare­ció el Antipapa Juan XXIII. Cuando el card. Giuseppe Siri fue sustituído por el card. Angelo Ronca-lli en la cátedra de Pedro, y las estruc­turas del Vaticano fueron puestas to­talmente bajo el talón de las potencias mundiales masónicas, en sólo 48 ho­ras, los Estados Unidos y la Unión Soviética, al mismo tiempo, anun­ciaron la suspensión de sus respecti­vos programas de test nucleares. El pontificado del Antipapa Juan XXIII fue un pontificado de "transi­ción", que servía exclusivamente para elevar a mons. Montini al Cardenalato
Roncalli en Bulgaria, entre pequeños refugiados. Roncalli era pedófilo y fue iniciado en la secta de los Rosacruces, una sociedad de los Illuminati.
y ponerlo en condiciones de ser el si­guiente Papa. El masón Juan XXIII era un simple peón y un ejecutor de las indicaciones que Montini, desde su puesto como arzobispo de Milán, le transmitía a través de su hombre de confianza, mons. Loris Capovilla. Pe­ro además, Juan XXIII era el ejecutor de "órdenes" o "sugerencias" que pro­venían desde las cumbres de podero­sas Logias masónicas. En el libro "La Chiesa eclissata" ["La Iglesia eclipsada"], de Louis-Hu-bert Remy, el autor viaja a New York para entrevistar al jesuita Padre Ma-lachi Martin. A la pregunta: «¿Juan XXIII era masón?», el jesuita respon­dió: «Sobre la pertenencia de Juan XXIII a la Masonería, todas las pruebas están en los archivos del Vaticano, celosamente conservados por el cardenal Angelo Sodano». A otra pregunta, hecha en septiembre de 1996: «¿Juan XXIII era un inicia­do? ¿Qué piensa usted?», Malachi Martin respondió: «Sí, fue iniciado por Vincent Auriol».
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El terror de la amenaza nuclear se­rá nuevamente usada en el mes de octubre de 1962. En 1957, Alice Bai-ley había sugerido que la "amenaza del uso" de la bomba atómica bastaría para intimidar a la "Iglesia de Roma" y hacerla obedecer las órdenes de las potencias mundiales. Los test nucleares realizados por los Estados Unidos y la Unión Soviética recomenzaron en 1962 y fueron más numerosos respecto a cualquier otro período análogo, precedente o sucesi­vo. El terror de la bomba atómica coincidió con la segunda semana del Concilio Vaticano II, cuando no sólo los cardenales, sino la mayor parte de los obispos de todo el mundo estaban reunidos en Roma.
Además, el 15 de octubre de 1962, só­lo cuatro días después de la apertu­ra del Concilio, aviones de reconoci­miento americanos "descubrieron" varias instalaciones de misiles soviéti­cos de mediano alcance en Cuba, ca­paces de efectuar un primer ataque nuclear a decenas de ciudades de los Estados Unidos.
El 22 de octubre, a once días del ini­cio del Concilio, el presidente Ken­nedy reveló a la Nación la presencia de misiles soviéticos en Cuba. La "Crisis de los misiles de Cuba" paralizó al mundo, que quedó sin aliento. Lo que el mundo no sabía, sin embargo, era que no hubiese podi­do haber ningún misil ruso en Cuba, capaz de alcanzar ciudades de los Es­tados Unidos, si los mismos Estados Unidos no hubiesen transferido a la Unión Soviética una particular tecno­logía con rotación de esferas, necesa­ria para construir los sistemas guía de los misiles.
El periodista Antony Sutton, en su li­bro: "The Best Enemy You Can Buy", reveló que: «En 1961, el Departa­mento de Comercio aprobó la ex­portación de treinta y cinco máqui­nas Centalign-B para la elaboración de rotación de esferas en miniatura,
Roncalli recibió el birrete cardenalicio de ma­nos del masón y anticlerical presidente francés Vincent Auriol, que le sugerirá: «si un día fue­ras Papa, deberás llamar a un Concilio».
En un llamado telefónico, que recibí en el estudio de don Luigi Villa, el in­terlocutor, un insigne diplomático y jurista internacional, me dijo que Roncalli era pedófilo y masón y agre­gó: «Cuando era nuncio en París, un día, Roncalli fue llamado por el presi­dente francés, Vincent Auriol, que le dijo: "Tu pequeño vicio, para noso­tros, no es un problema... si entra­ras en el Gran Oriente, tú serás Cardenal y yo pondré el birrete ro­jo sobre tu cabeza. Y si un día fue­ras papa, deberás llamar a un Con­cilio..."».
El alto diplomático dijo que la fuente era su amigo Mons. Bruno Heim, que fue secretario de Roncalli en la nunciatura de París y que estas pala­bras fueron dichas a un grupo de emi­nentes personalidades. ¿Habría sido, entonces, el masón y anticlerical presidente francés Vin-cent Auriol, quien "sugirió" al card. Angelo Roncalli llamar a un Concilio "si un día se convirtiera en papa"?
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de la Sociedad Bryant Chucking Grinder, a la Unión Soviética, que daría a los soviéticos la posibilidad de alcanzar el 50% de la capacidad de los Estados Unios. Los soviéticos no tenían ningún equipo para esta pro­ducción en masa, y ni la Urss ni nin­gún otro productor europeo podía pro­ducir tales equipos ... ».
Con la ayuda del Gobierno de los Estados Unidos, los comunistas so­viéticos, súbitamente, tuvieron misi­les balísticos con capacidad nuclear, a 90 millas al sur de Key West, en Florida. De este modo, el ejército so­viético, tecnológicamente primitivo, de los años 1960, fue instantánea­mente aggiornado por su pretendi­do adversario, los Estados Unidos, volviéndose un "espantapájaros" mucho más aterrador de cuantos hubiesen existido hasta ese momen­to. Si el pueblo americano fue aterro­rizado con la perspectiva de una gue­rra nuclear, mucho más lo fueron los pueblos europeos, que tenían aún ví-vidos recuerdos de las ciudades y los millones de cuerpos de inocentes inci­nerados: mujeres, niños y ancianos, a consecuencia de la lluvia de bombas de los Aliados, durante la Segunda Guerra mundial. Con buenas razones para estar particularmente espantados quedaron los habitantes de Roma, cuando supieron que los Estados Unidos, como pago contra los misiles rusos en Cuba, habían instalado mi­siles de mediano alcance en la base americana de la Air Force en Gioia del Colle, a 300 millas al sur de la Ciudad Eterna, garantizando así que la capital de Italia sería uno de los primeros objetivos de un ataque de represalia soviética en una guerra nuclear total.
Casi desapercibida por los fieles, du­rante este enfrentamiento orquestado de "guerra fría" entre la Unión So­viética y los Estados Unidos, fue la otra prueba de fuerza que tenía lu­gar en los primeros días del Conci-
lio Vaticano II. Los esquemas inicia­les preparatorios tradicionales del Concilio, que habían sido fatigosa­mente organizados durante dos años por un grupo de prelados ortodoxos bajo la guía del Arzobispo Domenico Tardini, fueron arrojados a la basu­ra, para dar lugar a un programa radicalmente revolucionario. Una nueva serie de esquemas, a la medi­da de la anti-Iglesia, y secretamente redactado por los agentes de la Si­nagoga de Satanás, mucho tiempo antes del Concilio, fueron implemen-tados, con la connivencia de Juan
XXIII.
Aunque Roncalli permaneció en la sombra, al consumar esta traición, su parte en el sabotaje de los esquemas auténticos del Concilio no escapó a los cardenales tradicionalistas y con­servadores, de modo particular los que sabían que tenían que vérselas con un antipapa. Pero la traición de Roncalli, ante los padres conciliares, pasó a segundo plano, en cuanto fue elevado en la escena mundial como el gran "operador de la paz", por haber superado la "Crisis de los mi­siles de Cuba".
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113 glornl che sconvolsero il mondo
dadera guerra conducida por los Illuminati, que dirigían el Gobierno de los EE.UU, era una guerra secre­ta contra la Iglesia y una guerra abierta contra los Estados católicos. El odio del Gobierno americano ha­cia todo lo que era católico, era se­mejante al de sus amigos en el Krém-lin, que asesinaron a millares de sa­cerdotes católicos y fieles (para no ha­blar de los millones de cristianos orto­doxos rusos) a partir de 1917. Pero el Antipapa "pacificador" no era más que un agente de los go­biernos gemelos enemigos de la Iglesia de Cristo, y que había sido impuesto como "Papa" para allanar el camino al advenimiento del Rei­nado del Anticristo y, a continuación, oscurecer la inteligencia de más de quinientos millones de católicos, privándolos de la Gracia Santifi­cante en su fuente: los Sacramentos de la Iglesia, para luego descargar el golpe final eliminando el Sacrifi­cio de Cristo en la cruz para susti­tuirlo por la redención gnóstica de la Triple Trinidad masónica. En efecto, además del papado, el prin­cipal y final objetivo de los enemi­gos de la Iglesia de Cristo siempre ha sido el Santo Sacrificio de la Mi­sa, como nos lo recuerda el axioma latino: «Tolle Papam; Tolle Missam» (Quitad al Papa y la Santa Misa será suprimida).
A la muerte de Juan XXIII, en el cón­clave de 1963, todavía fue elegido pa­pa el card. Giuseppe Siri, pero he aquí lo que escribió el presidente de ese Cónclave, el Príncipe Scotersco, el 21 de junio de 1963: «Durante el Cónclave, un Cardenal salió de la Ca­pilla Sixtina, se reunió con los repre­sentantes de la B'nai B'rith, les anun­ció la elección del cardenal Siri. Ellos respondieron diciendo que las perse­cuciones contra la Iglesia serían re­tomadas inmediatamente. Al regresar al Cónclave, ¡hizo elegir a Montini»!
sia la mobilitazione della gente e per ricordare Giovanni Ardizzone, caduto per difendere la pace e la liberta di Cuba.
;In un altalenarsi di avvenimenti, tra ripetuti scam-bi di messaggi tra le due super-potenze; defini-
Izioni degli armamenti qualificati "difensivi" dai so-vietici e "offensivi" dagli USA; convogli di navi russe cariche di missili in viaggio nell'Atlantico verso Cuba; il blocco navale dell'Isola da parte
degli Stati Uniti eufemisticamente chiamato "qua-
rantena"; un aereo-spia U-2 statunitense abbattu-!to su Cuba da un missile sovietico; contrapposi-Izioni tra "falchi" e "colombe" all'interno del Comi-tato Esecutivo del Consiglio di Sicurezza Nazio-nale degli Stati Uniti sull'opportunitá o meno di bombardare Cuba con ordigrt nucleari, dal 16 al i' 28 ottobre 1962 tutto il mondo visse questi incal-
zanti eventi con il fiato sospeso e tra grandi ma-
nifestazioni che chiedevano la pace. Mai si era andati cosi vicini a quello che avrebbe potuto di­ventare il terzo conflitto mondiale e che, forse, nessuno avrebbe mai potuto raccontare.
Si ringrazia l'Ardiivío del Lavoro di Milano per la documentazione foinita
El "libreto" de los Illuminati que dirigían los EE.UU preveía que un Antipapa, de nombre Juan XXIII, debía pasar a la historia como el "Papa pacificador" o el "Gran operador de la paz", para reforzar su figura ante sus opositores.
Obviamente, todo ello fue preparado por sus gestores y la prensa adepta; Roncalli propuso, primero al Krem­lin, luego a Washington, que los mi­siles en Italia fueran removidos a cambio del desmantelamiento de los misiles soviéticos en Cuba. Durante la crisis, el pueblo americano fue in­formado sólo de la remoción de los misiles americanos en Turquía, como pago ofrecido a los rusos. Pero en Ita­lia, los Padres conciliares y los fie­les, que conocían bien a Roncalli, de pronto fueron reacios a criticar al "Papa pacificador" que había "sal­vado" a Italia y al mundo occiden­tal del holocausto nuclear. La ver-
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¿En qué consistían estas "persecucio­nes... inmediatas contra la Iglesia"? Antes de morir, en julio de 1999, el ex-jesuita, escritor y perenne "insi-der" del Vaticano, Malachi Martin, admitió crípticamente que, durante el cónclave de 1963, tuvo lugar una in­tervención criminal inmediatamen­te después de la elección papal de Siri, mediante una terrible amenaza externa para aniquilar el Vaticano. Martin afirmó claramente que: «Es cierto que en las votaciones del Cónclave de 1963, Siri había reuni­do el número necesario de votos pa­ra ser electo Papa, pero la elección fue dejada de lado por lo que se ha dado en llamar la "piccola bruta-litá". (...) Tres días después del Cón­clave, Montini asume como Pablo VI. Montini representaría la cabeza de la anti-Iglesia».
También en su libro "Windswept house - A Vatican Novel" ["La Casa azotada por el viento - Una Novela Vaticana"], Malachi Martin propor­ciona detalles de una doble misa ne­gra, que tuvo lugar unos días después de la fraudulenta elección de Pablo VI al solio pontificio.
El 29 de junio de 1963, ocho días des­pués de la elección de Pablo VI, se ce­lebró una doble misa negra, en Roma y en Charleston (Carolina del Sur -USA) con la cual Satanás fue entro­nizado en la Capilla Paulina, sitio en el que el Papa tiene el rol de "Cus­todio de la Eucaristía".
Aquel 29 de junio de 1963, tuvo ini­cio el Séptimo Sello del Apocalipsis de San Juan, es decir, el Reinado del Anticristo. En ese día, se hicieron re­alidad las palabras de la Virgen de La Salette: «Roma perderá la Fe y se convertirá en la sede del Anticris­to», y las de la Virgen de Fátima: «Efectivamente, Satanás logrará in­troducirse hasta la cima de la Igle­sia».
Al concluir la doble misa negra, el
Luego de Hiroshima y Nagasaki, la amenaza de un holocausto nuclear, se convirtió en el arma para imponer cambios en la Iglesia católica.
Delegado Internacional Prusiano le­yó la Ley de Autorización ante los presentes en Roma: «Quienquiera que, a través de esta Capilla Inter­na, fuese designado y elegido como sucesor final del Oficio Papal, debe­rá jurar él mismo, y todos los que él mande, ser el voluntario instrumen­to y colaborador de los Fundadores de la "Casa del Hombre en la Tie­rra" ... De este modo se modelará la "Nueva Era del Hombre"».
El 29 de junio de 1963, por lo tanto, nacía la "Nueva Iglesia Universal del hombre" de inspiración satánica, que tenía como fin suprimir la Igle­sia de Cristo, pero de manera particu­lar, eliminar de la faz de la tierra la Redención del Sacrificio de Cristo en la Cruz, y sustituirla por la reden­ción blasfema y satánica de la Triple Trinidad masónica, cuya representa-
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la Tierra", o mejor, de la "Nueva Iglesia Universal del Hombre" de
inspiración satánica. Ésta fue la "nue­va iglesia de Pablo VI" que, según las palabras de la Virgen de La Salet-te, sería como un "cuerpo negro" que "eclipsaría" a la Iglesia de Cristo, el "cuerpo luminoso".
En la segunda mitad de 1963, Don Vi­lla tuvo su segundo encuentro con el Padre Pío. Fue un encuentro decisivo y dramático, en el cual el Fraile de Pietrelcina terminó su coloquio con la frase: «Coraje, coraje, coraje, por­que la Iglesia ya está invadida por la Masonería», seguida de las pala­bras: «La Masonería ha entrado ya en las pantuflas del Papa (Pablo VI)». Fue Don Villa quien me hizo comprender lo que sucedió realmente en aquel encuentro, diciéndome: «Ese día, el Padre Pío me dió el objetivo de mi vida: PABLO VI». Cuando, más tarde, conocí la frase que el Padre Pío pronunció antes de morir: «Mi Misión comenzará cuan­do yo haya muerto», pregunté a Don Villa si esta "Misión" era la batalla que él debía combatir para defender a la Iglesia de Cristo de la obra de la Masonería eclesiástica. Don Villa me respondió afirmativamente con estas palabras: «El Padre Pío me pasó el "testimonio"... yo soy la continua­ción del Padre Pío...».
El Padre Pío era un fraile y tenía un superior al cual debía obedecer, aún cuando le hubiese ordenado beber un veneno. Su labor principal fue la de confiar el encargo a un sacerdote para una Misión especial, que sólo él, por la santidad de su vida y de sus obras, podía hacer creíble y aceptable al Papa Pío XII, quien debía dar a este sacerdote un mandato para llevar a ca­bo esta Misión.
Esta Misión era la de ser el Artífice de la primera copa de la ira de Dios, es decir, de desenmascarar a los
Con la doble misa negra en Roma y en Char-leston (USA) que entronizó a Satanás en el Va­ticano, se dió inicio al Reinado del Anticristo.
ción geométrico-simbólica mons. Montini conocía bien, por haberla diseñado personalmente y hecha es­culpir, en 1943, en la tumba de la ma­dre, Giuditta Alghisi, en el cementerio de Verolavecchia (Brescia). Pocas horas después de la doble misa negra, Pablo VI hizo el juramento como Papa. Ese "juramento" fue un "perjuro" porque, de hecho, Pablo VI lo anuló completamente con su "revolución", que no dejó a salvo ningún aspecto del Dogma, de la Mo­ral, de la Liturgia, de la misma Disci­plina. Los quince años de pontificado de Pablo VI vieron el nacimiento y el desarrollo de la "Casa del hombre en
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traidores y enemigos de Cristo en la cumbre de la Iglesia. Y principalmen­te al Enemigo aquél que, en 1963, luego de su fraudulenta elección co­mo Antipapa, obtenida con graves e inmediatas amenazas a la Iglesia Ca­tólica, había dado inicio al Séptimo Sello del Apocalipsis de San Juan, es decir, al Reinado del Anticristo. El traspaso de la consigna del Padre Pío a Don Luigi Villa, sin embargo, no fue un secreto para los enemigos de la Iglesia de Cristo. Así me dijo Don Villa, poco antes de morir. He aquí lo que me comunicó a propó­sito del aislamiento de Pío XII al final de su Pontificato, y del clima de trai­ción que lo circundaba: «Mons. Bosio me comunicó la frase oída de Pío XII acerca de su pro-secretario de Estado: "¡Finalmente, también el card. Tar-dini me ha traicionado!", y también otra frase de Pío XII: "No sé si mis palabras llegan a la puerta de mi estudio"».
Por lo tanto, desde la muerte de Pío XII, los enemigos de la Iglesia de Cristo sabían de la existencia y de los objetivos del mandato papal que Pío XII había asignado a Don Luigi Villa y conocían el verdadero fin de la Misión del Padre Pío: combatir el Reino del Anticristo, nacido el 29 de junio de 1963, desenmascarar a los enemigos de Cristo en el vértice de la Iglesi y condenarlos, como dijo la Virgen en La Salette, al hablar de los apóstoles de los últimos tiempos: «... ¡ellos progresarán por la virtud del Espíritu Santo y condenarán los errores diabólicos del Anticristo!». El ápice de los errores diabólicos del Anticristo era éste: sustituir la Re­dención de Cristo en la Cruz por la Triple Trinidad masónica. Y sólo "por la virtud del Espíritu Santo" po­día descubrirse y develarse la repre­sentación geométrica de esta satánica redención gnóstica, con la cual sería posible "comprender", como en un li-
Con la amenaza atómica, fueron impuestos un Antipapa, la entronización de Satanás en el Vaticano y la doctrina masónica en la Iglesia.
bro abierto, la diabólica realidad ins­talada en la cumbre de la Iglesia ca­tólica; una realidad expresada con un lenguaje oculto, pero cabalísticamente perfecto, preciso y unívoco, en la de­finición de su mensaje.
Fue así que Don Villa, tras denunciar las herejías de estos traidores de la Iglesia de Cristo, fue capaz de de­mostrar la verdadera identidad de Pablo VI y de Benedicto XVI: am­bos desempeñaron el rol de Pontífice de la Masonería Universal. El Anticristo, tal como es descripto en el Apocalipsis de San Juan, debía es-
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tar formado por las tres bestias: el Dragón (Lucifer), la Primera Bestia venida del mar (o Emperador del Mundo, personificado por el Jefe de la familia de banqueros Rothschild) y la Segunda Bestia venida de la tierra que tenía dos cuernos, como los de un cordero, pero que hablaba como un dragón. Esta segunda Bestia se llama también Patriarca del Mundo, Patriarca de la Masonería, Supre­mo Pontífice de la Masonería Uni­versal, y Jefe Supremo de la Orden de los Illuminati de Baviera; Orden fundada, en 1776, por el iniciador de la familia Rothschild: Amschel Ma-yer Rothschild.
¿Por qué afirmamos, entonces, que el Reinado del Anticristo comenzó el 29 de junio de 1963, cuando Lucifer, el Emperador del mundo y el Jefe de los Illuminati de Baviera existían des­de 1776?
Porque, para la llegada del Reinado del Anticristo, la Segunda Bestia de­bía tener "dos cuernos, como los de un cordero" pero "hablar como un dragón", es decir, la Segunda Bestia no sólo debía desempeñar la función de Jefe Supremo de la Orden de los Illuminati de Baviera, sino también la de ¡Pontífice de la Santa Iglesia Romana! Luego, el Reinado del Anti­cristo nacería solamente ¡cuando los Illuminati lograran llevar a su Jefe Supremo al trono de Pedro! El Reino del Anticristo nacería sólo cuando al trono de Pedro hubiese su­bido no un Vicario de Cristo, sino un Traidor a Cristo; no un Vicario de Cristo, sino un Vicario de Lucifer, que tenía también el objetivo de "in­troducir a Satanás en la cima de la Iglesia", porque era desde el Vaticano que Satanás debía dirigir y gobernar su "Nueva Iglesia Universal del Hombre". Este traidor fue Mons. Giambattista Montini, elegido Anti­papa de manera fraudulenta, que tomó el nombre de Pablo VI.
El objetivo final era destruir el poder espiritual de la Iglesia de Cristo aniquilando la Misa Católica y el Sacrificio de Cristo en la Cruz. La
fecha que simboliza este objetivo fi­nal es el 20 de septiembre, fecha que resume el doble fin de los Illuminati: la destrucción del poder temporal y espiritual de la Iglesia de Cristo. El 20 de septiembre de 1870, con la brecha de Porta Pia, caía el poder temporal de la Iglesia y el mismo día fue creado el Nuevo Rito Paládico Reformado (nuevo nombre de la Or­den de los Illuminati de Baviera), cu­yo objetivo supremo era el querido por Nubius: «Nuestro objetivo final es el de Voltaire y el de la Revolu­ción francesa: es decir, el aniquila­miento completo del catolicismo e incluso de la idea cristiana». Objeti­vo que podía obtenerse sólo con el aniquilamiento completo de la San­ta Misa y del Sacrificio de Cristo en la Cruz.
Pero el 20 de septiembre de 1918, tu­vo lugar la respuesta del Cielo: a un pobre fraile del Gárgano, le aparecie­ron los estigmas visibles. El Padre Pío entraba en escena para dar inicio a su Misión: desenmascarar a los traido­res a Cristo en el vértice de la Igle­sia católica, que darían comienzo al Reinado del Anticristo. ¿Y a quién le sería dado la misión de combatir y eli­minar a este Fraile que, con sus estig­mas visibles, aparecidos justamente en ese día 20 de septiembre, desafia­ba a la Orden de los Illuminati?
¿Y a quién le seríadado el encargo de aislar, calumniar, hacer ignorar, para­lizar, combatir y aún intentar asesinar
a ese Sacerdote que debería llevar a cabo la Misión del Padre Pío y que recibió el "testimonio", las informa­ciones cruciales y el objetivo princi­pal de la Misión en el período inme­diatamente posterior al nacimiento del
reinado del Anticristo?
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LA ORDEN
DE LOS ASESINOS
El general Conde Cherep-Spirido-vich, en su libro: "The Secret World Government or The Hidden Hand"
("El Gobierno Mundial Secreto o la Mano Oculta"), devela el control de la familia Rothschild sobre el Gobier­no Mundial, que se originó en 1773. En ese año, tuvo lugar la reunión de Amschel Mayer Rothschild con una docena de amigos financistas que aceptaron su propuesta de crear un Gobierno Mundial con el cual se apo­derarían de todos los recursos del pla­neta. Un aspecto colateral, pero nece­sario, para alcanzar este objetivo, era el de reducir la población mundial, diezmándola y conduciéndola a un ni­vel primitivo en el que los hombres volverían a la "felicidad" de vivir en "libertad" y en "igualdad". Desde la primera página, Spiridovich echa luz sobre este concepto: «Una guerra no es más que un "asesinato de masas legalizado». Pero Cristo ha desenmascarado a los que promueven las guerras y las revoluciones y ha in­dicado su causa principal: Satanás y sus hijos con su "ansias de asesina­to"».
Tres años después de aquella reunión, en 1776, Amschel Mayer Rothschild encargó al ex jesuita Adam Weis-haupt la fundación de la Orden de los Illuminati de Baviera que introdujo un nuevo método de acción política: ¡el asesinato!
Spiridovich escribe: «El estudio de la historia demuestra sin ninguna duda que todas las revoluciones y las gue­rras a partir de 1770 fueron causadas por los Hebreos Rothschild y, por otra parte, que todas estas guerras, revo­luciones y consiguientes matanzas y masacres fueron organizadas no porque los gobernantes fueran mal­vados, sino justamente por la razón opuesta: porque representaban el in­terés de su Pueblo y de su Nación.
Adam Weishaupt, fundador de la Orden de los Illuminati de Baviera, les había indicado el peor enemigo que debía ser derrotado.
La Historia demuestra que, en Fran­cia, la Nobleza y el Clero, antes de la Revolución francesa, unánimemente habían prometido libertad de prensa, libertad a los trabajadores, a las reli­giones y habían renunciado a sus pri­vilegios y estudiaban eliminar tam­bién los impuestos a los trabajadores.
Está demostrado por la historia que, el 4 de agosto de 1789, todas estas promesas fueron una realidad.
Pero ésto no era lo que deseaban los Hebreos y, el 10 de agosto de 1792, aparecieron 82 hombres desconocidos que, con la violencia y las masacres, tomaron el control del poder. Incluso Robespierre y Danton fueron reacios a seguirlos y, sólo más tarde, se pusie­ron a sus órdenes.
Lo mismo sucedió en Rusia, cuando el Zar Alessandro II estaba por fir­mar la Constitución; cuando Stolypin concedió la tierra a los campesinos y había declarado querer nacionalizar
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para develar el último secreto: «... los fraudes y las promesas que hemos usado para con vosotros y los elogios que dirigimos a Cristo y a sus escue­las secretas (... ) ahora, ya no os sor­prenden: para destruir todo Cristia­nismo... ¡hemos fingido poseer noso­tros el verdadero Cristianismo y la verdadera Religión! Los medios de los que nos hemos servido para libera­ros, y que utilizamos para liberar un día al género humano de toda religión, no son sino un piadoso fraude...».
He aquí el último secreto de su Reino de la libertad y de la igualdad: «Aban­donad vuestras ciudades, vuestros pueblos, quemad vuestras casas. En tiempos de la vida Patriarcal, los hombres eran iguales y libres y vivían igual en todas partes. Su Patria era el Mundo. Apreciad la igualdad y la li­bertad y no temeréis ver arder Ro­ma, Viena, París, Londres y los pue­blos que llamáis vuestra Patria».
El segundo Jefe de los Illuminati, de nombre Nubius, luego de haber defi­nido la estrategia de destrucción de la Iglesia católica, mediante una revolu­ción que debía partir desde su vértice, colocaba al asesinato en un nivel su­perior: «... matad el espíritu. Es la moral la que nos importa golpear; nosotros debemos, por tanto, ¡herir el corazón!».
«No individualicemos el delito; in­crementémoslo hasta que tome las proporciones del patriotismo y del odio contra la Iglesia, debemos ge­neralizarlo».
«El mejor puñal para asesinar a la Iglesia y golpearla en el corazón es la corrupción. Entonces, ¡manos a la obra, hasta el final!».
La realización de la "política de ase­sinato en masa legalizado" se alcan­zó con el nuevo Jefe de los Illuminati, el general Albert Pike y con su vice, Giuseppe Mazzini, los cuales, en el período 1870-1871, planificaron las
Giuseppe Mazzini, Jefe de Acción política de los Illuminati de Baviera, fundó la Logia P2 que significa: Rito Paládico 2.
los bancos; cuando Nicolás I práctica­mente prohibió las guerras amenazan­do con "disparar a quienes dispararan primero" y cuando Alejandro I ex­presó el deseo de hacer de Cristo el Jefe Supremo en lugar de la Monar­quía.
Todos estos hombres excelentes fue­ron asesinados uno a uno por la "Hid-den Hand" (= Mano Secreta). Amschel Mayer Rothschild, sin em­bargo, a su Gobierno Mundial le había dado un objetivo preciso: «¡El verda­dero nombre de Dios será eliminado del léxico de la vida cotidiana»! El asesinato y el odio a Dios ¡son inescindibles del odio a Su Iglesia!
Adam Weishaupt el fundador de la Orden de los Illuminati de Baviera, introducía de este modo el discurso
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tres Guerras Mundiales del siglo 20, con el objetivo declarado de eliminar al Cristianismo y la Civilización Cristiana.
«Hay que descatolizar al mundo... No conspiremos sino contra Roma... Nuestro objetivo final es el aniquila­miento completo del Catolicismo e incluso de la idea cristiana... ¡Es la moral la que nos importa golpear; debemos, entonces, herir el cora­zón!».
¡Pero esta revolución debía partir des­de Italia! En efecto: «BUSCAD AL PAPA QUE OS HEMOS RETRA­TADO. Haced que el clero camine bajo vuestra bandera, creyendo ca­minar bajo la bandera de las Llaves Apostólicas... Preservad los cuer­pos, pero matad el espíritu»!
Pero luego de dos guerras mundiales, la culminación de este "asesinato en masa legalizado" que debía "matar el espíritu" tuvo lugar con la legali­zación del aborto. Con la aprobación de estas leyes, el Jefe de los Illuminati alcanzaba el objetivo final y más pro­fundo: mataba al cristianismo en el alma del hombre, ¡que se degradaba por debajo del nivel de las bestias! Por tanto, para el aniquilamiento del Catolicismo y de la idea cristiana, de­bía partirse de Italia, debía buscar­se un "Papa" capaz de hacer cami­nar al clero bajo la bandera de la Masonería; ¡un "Papa" que debía golpear la moral y el espíritu del pueblo católico italiano!
Este hombre, conciente del rol supre­mo que asumía en este plan satánico, no podía ser un verdadero Papa, sino un Anti-papa, un hombre corrupto, un traidor, que no se detuviera ante el asesinato; un hombre dispuesto a corromper al clero, a dirigir la auto-destrucción de la Iglesia, a traicionar a los pueblos cristianos; un hombre que debía conocer el secreto más pro­fundo custodiado por el vértice de la Masonería, que debía saber que era el
iniciador del Séptimo Sello, o sea, del Reinado del Anticristo; un hombre que, sobre todo, debía conocer el fin supremo y último de Lucifer: ¡la eli­minación total del Sacrificio de Cristo en la Cruz de la faz de la tie­rra!
Tal personaje, no podía ser electo Pa­pa canónicamente en un cónclave, si­no que debía ser impuesto por la fuer­za y bajo terribles amenazas, hechas desde el vértice de la Masonería; el mismo tipo de amenazas usadas para imponer a Juan XXIII y el giro del Concilio Vaticano II. Este hombre era el card. Giambattista Montini, el "Anti-papa" Pablo VI que, tras la elección canónica del Card. Siri como Papa, bajo terribles amenazas, fue impuesto, ¡el 21 de ju­nio de 1963!
Ocho días más tarde, el 29 de junio de 1963, con la doble misa negra en Ro­ma y en Charleston (USA), con la cual Satanás fue entronizado en la Ca­pilla Paulina, ¡tuvo inicio el reinado del Anticristo!
Pablo VI era la "segunda bestia, ve­nida de la tierra, que llevaba dos cuernos semejantes a los de un cor­dero, ¡pero que hablaba la misma lengua del Dragón"!
Es decir, Pablo VI, sentado en el trono de Pedro como Anti-papa, secreta­mente, desempeñaba otro cargo supre­mo, el único que le permitía formar parte del Anticristo: Pablo VI era el Jefe Supremo de la Orden de los Illu-minati de Baviera; es decir, ¡el Jefe de la Orden de los asesinatos! La Orden de los asesinos podía "ma­tar el espíritu" sólo extendiendo la práctica del asesinato a un pueblo en­tero; debía ser el peor de los asesinos, el que más que cualquier otro podía
golpear la moral, herir el corazón, matar el espíritu! ¡El asesinato de los propios hijos!
La ley 194 que legalizaba el aborto en Italia, aprobada el 22 de mayo de 1978, es la única ley de aborto en el
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mundo que lleva la firma de políti­cos católicos, pero que pertenecían al Partido de la Democracia Cristiana,
¡el Partido de la familia Montini! Los cinco nombres eran: el Presidente del Consejo Giulio Andreotti, Tina Anselmi, Francesco Bonifacio, Tom-maso Morlino, Filippo Maria Pan-dolfi. Hubieran podido renunciar, para no firmar esta ley asesina pero, en cambio, firmaron ¡"por el bien del
País"!
¿Y cuál era para ellos el bien del País? Andreotti escribió: «... poner en cri­sis, en ese momento, al Gobierno, significaba algo verdaderamente
enorme respeto hacia todos sus in­terlocutores. Consideraba que, cier­tamente, la verdad no era algo opi­nable, sin embargo era necesario que todos tuviesen la posibilidad de expresar su verdad y su concepto de verdad...».
Luego, la mano derecha de Pablo VI, el Hon. Giulio Andreotti, arrastrándo­se como una serpiente, cuestionaba directamente a Pablo VI y lo señala­ba como ¡el verdadero responsable de sus firmas en la ley de aborto!
Como comentario de este horror, que­dan las palabras escritas por Don Lui-gi Villa al Hon. Giulio Andreotti:
«¡IMPOSTORES! ¡RAZA DE VÍBORAS!, ¿quién os ha dicho que escaparíais de la ira inminente? ¡La sangre inocente grita venganza en la presencia de Dios! ¡Y Dios os destruirá!
Que Italia reciba, en un futuro próximo, un castigo muy severo por parte de Dios, no me asombra en absoluto, porque ya no sólo no se es más cristiano, sino ni siquiera hombre, degradados por debajo del nivel de las mismas bestias, ¡LAS CUALES NO ABORTAN!».
Y como muerto un Jefe se nombra otro, nos preguntamos: cuando Pablo VI era el Jefe de los Illuminati, y se sentaba al mismo tiempo como Anti-papa en el trono de Pedro, ¿quién era su "Vice", es decir, quién era el Jefe de Acción po­lítica de la Masonería Universal, lla­mado también con el nombre de Jefe de la Logia P2?
El Hon. Giulio Andreotti.
riesgoso...», agregando: «Fueron mo­mentos en los que el Papa (Pablo VI) jamás perdió la confianza en tal línea de acción, llamémosla también "democracia pluralista", que debía ser mantenida... (Pablo VI) tenía un
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El Hon. Giulio Andreotti.
EL JEFE DE LA LOGIA P2
Es imposible desconocer que ningún otro político italiano haya estado tan presente o vinculado a la P2 con la frecuencia y la incidencia con que lo estuvo Giulio Andreotti. Desde el crack de Sindona al "gol­pe" Borghese; desde la tragedia de Roberto Calvi al túrbido transfon­do del asesinato de Pecorelli... En todas partes, en estos cuadros históri­cos, aparece siempre, al menos en cla­ro-oscuro, pero siempre en primer plano, Giulio Andreotti. Además de los siguientes hechos:
- el "testimonio" de la Señora Lara Lazzerini de la Fiscalíaa de la Re­pública de Pisa, el 31 de diciembre de 1981;
- la "informativa" acerca de Gelli,
redactada por el mayor Antonino De Salvo de la Guardia Financiera, con fecha 19 de marzo de 1974;
- el "testimonio" del Gran Maestro Lino Salvini a la Fiscalía de la Re­pública de Florencia, con fecha 15 de agosto de 1976;
- la afirmación, bajo juramento, del 12 de agosto de 1980 de Lia Bron-zi Donati, toscana, "Gran Maes-
tro" de la Logia tradicional feme­nina de Italia, de la existencia de un documento... que atestaba la pertenencia a la masonería de Piazza del Gesú del Hon. Giulio Andreotti, con una "iniciación" conjunta a la de Michele Sindo-na,
es particularmente interesante la "grabación" de una llamada telefóni­ca entre Carlo Bordoni, su ex-brazo derecho y abogado. Ésta fue escucha­da, en una cinta, en Comisión, el 3 de octubre de 1983. He aquí un párrafo: «Abogado: "¿quién era verdadera­mente Gelli? ¿El Jefe de la P2, o un lugarteniente que oculta a otro perso­naje político italiano?". Bordoni: "Ya te lo dije. Él cubre... opera solamente en función de Giu-lio Andreotti, considerado en todo el mundo como el jefe de la P2, el verdadero jefe de P2"».
Otro testimonio de gran importancia es el de la Señora Clara Calvi a la
Comisión, el 6 de diciembre de 1982, donde a las preguntas acerca de la verdadera identidad del jefe de la Lo­gia P2 y las amenazas de muerte he­chas al marido, la Sra. Clara, según lo
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que le dijo su marido, respondió:
«Lo sabía, sí, Gelli era solamente el cuarto en la Logia... Me decía que el primero era Andreotti, el segundo era Cosentino, el tercero Ortolani, el cuarto era Gelli».
REVELACIONES DE UN VERDADERO ARREPENTIDO Y CONVERSO
A diferencia de las revelaciones de los "colaboradores de la justicia" que "dicen sin exagerar... sin ir demasia­do lejos", "afirman lo que ya se cono­ce", que "dicen pero, si se pasara un límite, pueden siempre retractarse" y que se benefician de la protección de un Estado que declara tratar de arran­car informaciones sobre la realidad de la Mafia que lo enfrenta y desafía, un hombre, que se define como "no co­laborador de la justicia", sino como un mafioso "verdaderamente arre­pentido" y "converso", nos brinda otra interesante versión de esta ambi­gua realidad.
Su nombre es Vincenzo Calcara, si­cario de Cosa Nostra, que había reci­bido el encargo de asesinar al juez Pa-olo Borsellino, que temerariamente osaba desafiar a la Mafia. Para hacernos comprender mejor sus revelaciones, en su libro: "Dai Me-moriali di Vincenzo Calcara: le cin-que Entitá rivelate a Paolo Borselli-no", Calcara relata hechos concretos, verificables y nunca retractados, rela­tivos a personajes como: el Capo de la Mafia, Francesco Messina Denaro, su estrecho colaborador, Michele Lucchese, el Hon. Giulio Andreotti, mons. Macchi, il card. Villot, il card. Benelli, mons. Marcinkus, y nos ofrece también la verdadera histo­ria del atentado a Juan Pablo II y la condena a muerte de Calvi.
Estos testimonios hallan su valor y fuerza en el hecho de que Calcara sa­lió voluntariamente del programa de protección del Estado, afirmando:
«La mayor parte de los arrepenti­dos colabora por oportunismo e in­terés. Cuando se está bajo el progra­ma de protección, se está completa­mente bloqueado. No se puede hablar, dar entrevistas, se está prácticamente prisionero. El punto es que también
«... mi maamenazas
me ha hablado de muy graves de parte de
Andreotti...».
«Luego, me habló de amenazas de muerte. De amenazas de muerte ha hablado simpre... de modo particu­lar de las de Andreotti».
«Luego dijo que lo había amenaza­do de muerte... me lo dijo más de una vez y se lo dijo también a mi hi­ja»...
Bordoni: «... Giulio Andreotti es considerado, en todo el mundo masónico, el Jefe de la Lo­gia P2».
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resulta cómodo a las Instituciones corruptas valerse de un arrepenti-do/papagallo oportunamente ama­estrado, que hable sólo, cuando y como quieran Sus Amos de los altos niveles. Así, después de los luctuosos eventos que llevaron a la muerte del Dr. Borsellino, he decidido salir del programa y ahora soy libre: "deshere­dado y sin protección, yo poseo mu­cho más que los otros: tengo la li­bertad de hablar que los demás no tienen"».
Por otra parte, las revelaciones de Calcara acerca de las cinco Entida­des, que había trasnsmitido al Juez Borsellino poco antes de su asesinato, han sido confirmadas después: en el 2013, por el ex- magistrado antimafia Pietro Grasso; en una entrevista a "Anno Zero", por Walter Veltroni; en abril de 2014, por el juez Antonio Ingroia, durante el proceso "Borselli-no Quater", en el cual el juez destacó la importancia de las revelaciones de Calcara.
He aquí la síntesis de Calcara acerca de las relaciones Estado-Mafia: «Quiero comenzar afirmando, en voz alta, que el Estado no tiene ne­cesidad de saber las cosas, (porque ya) ¡las sabe! Sí, porque el Estado o al menos una parte de sus aparatos, las ha realizado en primera perso­na. El Estado no quiere la verdad, sino autorresguardarse...». Vincula­do, desde joven, al capo de los capos Francesco Messina Denaro de Cas-telvetrano (Trapani) y, posteriormen­te, al jefe Michele Lucchese de Pa-derno Dugnano (Milano), Vincenzo Calcara transcurrió gran parte de su vida como un "hombre de reserva", es decir, como un "soldado", conoci­do sólo por los Jefes de la Mafia y en disponibilidad para "operaciones es­peciales". Debido a los méritos cose­chados en su ámbito le fueron asigna­das misiones muy delicadas, que lo llevaron a operar en estrecha colabo­ración con el vértice de la Mafia,
l-F CINÚUE EoTTi TA P IVEJLAJHÁ PAOLO DOKSELUNtl-
En este libro, el arrepentido y converso Vin-cenzo Calcara, revela hechos acerca de los je­fes de la Mafia, Francesco Messina Denaro, Michele Lucchese, el Hon. Giulio Andreotti, mons. Macchi, el card. Villot, el card. Benelli, mons. Marcinkus y brinda también la verdade­ra historia del atentado a Juan Pablo II y la condena a muerte de Calvi.
Ndrangheta, Chiesa, Masonería y los Servicios Secretos "corruptos".
«Yo habría tenido que asesinar a Pao-lo Borsellino - escribe Calcara -Francesco Messina Denaro, el capo de los capos, me había confiado el en­cargo de eliminarlo de una vez por to­das. Debía morir por el fusil de alta precisión o por el auto-bomba. En el primer caso, Matteo Messina Dena-ro, hijo de Francesco, me cubriría; en el segundo caso, yo lo habría cubierto a él mientras presionaba el telecoman­do». Cuando le fue presentado el en­cargo de asesinar al juez Borsellino, Calcara estaba prófugo, pero cuando, en el curso de los preparativos, escu­chó que este plan de asesinato pre­veía su inmediato traslado a Aus­tralia, comprendió la suerte que le es­peraba: la muerte, que le cerraría la
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boca para siempre. Fue entonces que Calcara decidió tomar distancia de Cosa Nostra pero, inmediatamente, se encontró en la cárcel, donde inició su colaboración con el juez Borsellino, y donde comenzó su arrepentimiento y su conversión.
Reportamos algunas revelaciones de Calcara sobre hechos históricos des­conocidos hasta ahora al público, o conocidos por todos pero, de tal gra­vedad, que no han tenido nunca una explicación válida.
TRÁFICO DE DROGA
Y "BANCA DEL VATICANO"
«En tiempos de la llamada "Pizza Connection", mi "Familia" (mafiosa) y las otras "Familias" palermitanas, a inicios de los '80, gracias a la heroína, ganaban miles de millones, dando vi­da a la nueva burguesía mafiosa. Ad­quiría morfina sin refinar de los tur­cos, la refinaba en Sicilia y, después de haberla transformado, la vendía.
El dinero recabado se entragaba en manos del notario Albano, que lo depositaba a través de su fraternal amigo, el Obispo Marcinkus, brazo ejecutor y sombra de Pablo VI, en la "Banca del Vaticano" y lo invertía tanto en Italia como en Sudamérica. Fiumicino y Linate son las puertas de ingreso más fáciles para la droga. Los arrivos están a la orden del día. Fui contratado para trabajar en la aduana, en los vuelos internacionales, en el aeropuerto de Linate-Milano, la me­jor plaza para la comercialización de la coca. Cumplía mi tarea en la aduana del Aeropuerto de Milán como si no hubiera tenido antecedentes pe­nales. En ese período, ya había sido condenado por el Tribunal de Ape­laciones de Palermo a 15 años de cárcel y tenía vigilancia especial,
por tanto, no habría tenido que mover­me de la Comuna de Castelvetrano, pero a Cosa Nostra y a los "Servi­cios Secretos corruptos" nada es im­posible y el aval de la mafia, en todo ésto, garantizaba que el abastecimien­to de droga no se detuviera jamás.
Son las cúpulas las que organizan detalladamente la aceitada máqui­na del tráfico: adquisición, trans­porte, reparto y distribución, de manera frenética».
ATENTADO A JUAN PABLO II «Por orden de Michele Lucchese, el
12 de mayo de 1981, desde Milán to­mé el tren con destino a Roma. Se me dijo que debería encontrarme, en la estación de Términi (...) con Saverio Furnari y Vincenzo Santangelo. Con ellos estaba Antonov, un búlgaro en estrecho contacto con la Mafia Turca y con Cosa Nostra, al que encontré cerca de las 16 horas del 13 de mayo de 1981, en la plaza de San Pedro. Él me dijo que debería conducir a dos turcos a la estación de Términi. La plaza estaba colmada de gente. En cierto punto escuché un golpe fortísi-mo.Finalmente comencé a entender
Mons. Paul Marcinkus, "longa manus" y "sombra" de Pablo VI.
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de qué se trataba. Alrededor de un cuarto de hora después, vi llegar a Antonov corriendo. Apenas me vió, gritó: "¡Vete! ¡Vete inmediatamente! ¡Saca al turco!". Juntos nos dirigi­mos hacia la estación de Tér-mini, donde nos esperaban Fu-nari y Santangelo. La mañana del 14, llegamos a la estación de Milán. Allí nos dividimos. Yo, aquella noche, tenía una cita en casa de Michele Luc-chese; ellos, en cambio, se hi­cieron cargo del turco para asesinarlo.
Le dije a Lucchese: "Michele, nunca me dijiste que había que hacer un atentado contra el Papa".
Él sonrió y me dijo: "El Papa Woytjla tenía intenciones de seguir el sendero trazado por el Papa Luciani, es decir,
romper los equilibrios internos en el Vaticano (...) Si el Papa Luciani no hubiese muerto, pocos días después habrían sido removidos y sustituidos inmediatamente tanto Marcinkus co­mo otros cuatro Cardenales. En sus puestos habrían entrado otros Obispos y Cardenales de máxima confianza". El hombre que debía matar al Papa,
había sido elegido por la Suprema Comisión».
Mons. Pasquale Macchi.
roso político (Andreotti), el cardinal Macchi, el notario Albano, Frances­co Nirta de San Luca. El motivo de la reunión era: poner remedio a todos los daños que había causado el Dr. Calvi con la pérdida de muchísimos miles de millones enviados a Polo­nia, a Solidarnosc. Al término de esta reunión, Macchi, refiriéndose al Dr. Calvi, pronunció esta frase: "Le he garantizado mi protección haciendo recaer la culpa sobre Marcinkus, ^¡pero este indigno no lo ha creído! Él es muy astuto". Con estas palabras se había decreta­do definitivamente la condena a muerte del Dr. Calvi. En suma, lo asesinarían».
CONDENA A MUERTE DE ROBERTO CALVI
«Para comprender cómo estos perso­najes perversos del Vaticano han in­fluenciado la vida política y económi­ca italiana, basta pensar que Mons. Macchi decretó, junto a los políticos de las Entidades, la condena a muerte del Dr. Roberto Calvi.
Aquel día, vi personalmente a todos estos hombres juntarse en la villa de Michele Lucchese, en Paderno Dug-nano, donde tendría lugar una impor­tante reunión.
Era el verano de 1981. Estaban pre­sentes todos: Bernardo Provenzano, Francesco Messina Denaro, el pode-
LAS CINCO ENTIDADES
«Yo fui el primero en hablar de las Entidades.
Las cinco Entidades son: Mafia (Co­sa nostra), Ndrangheta, Iglesia co­rrupta, Masonería (Logia P2), Ser­vicios Secretos corruptos. Las Enti­dades son fuerzas ocultas reales, con­cretas, que operan e influencian cada aspecto de la vida cotidiana, tanto a nivel político como financiero. En el vértice de cada Entidad existe una "Comisión" cuyos miembros no superan las 12 personas. En cada Co­misión hay un "Triunvirato" forma-
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Bontade, Badalamenti, Riina y Pro-venzano.
NDRANGHETA
La Ndrangheta cumple funciones si­milares a las de la Mafia, como si fue­ran dos caras de la misma moneda. Provee mano de obra y sicarios a sueldo, como también protección de tipo terrorista. No existe diferencia entre las Mafias que operan en Milán y la de Roma; todas están vinculadas entre sí. Mafia y Ndrangheta son utili­zadas habitualmente como chivos ex­piatorios de las Entidades.
Card. Giovanni Benelli.
do por: un Jefe Absoluto y dos perso­nas más. Las 15 personas de los cin­co Triunviratos forman la "Suprema Comisión" ... en cuyo vértice existe un "Súper Triunvirato", cuyos miembros son elegidos con voto se­creto y con mandato vitalicio. Las decisiones de estas figuras de poder absoluto, una vez tomadas, no son ya discutibles».
LA IGLESIA CORRUPTA
Esta Entidad está compuesta de Obis­pos, Cardenales y Nuncios Apostóli­cos. En realidad, estos personajes son diablos disfrazados de santos. Por la Banca del IOR pasaban miles de millones y billones, pertenecien­tes a las cinco Entidades. Cosa Nos-tra incluida. Desde siempre, el lava­do de dinero y el dinero de la Mafia, o de la droga y el tráfico ilícito, era dinero que, a través del IOR, era de­positado y limpiado por las expertas manos del "genio de las finanzas", Mons. Marcinkus. Él, sin embargo, era sólo un instrumento en manos de mons. Pasquale Macchi y del nota­rio Albano, al cual le eran confiados ingentes bienes inmuebles (tierras, vi­llas, fincas, edificios) que eran adjudi­cados no sólo a Cardenales y Obispos, sino a hombres de Cosa Nostra, de la Masonería, políticos e incluso a pa­rientes y amigos que hacían de testa­ferros. Los monjes negros que dirigí­an a mons. Marcinkus eran: mons. Pasquale Macchi, card. Jean-Marie Villot, card. Giovanni Benelli, card. Gianvio. ¡Estos cuatro personajes te­nían en sus manos al IOR y las finan­zas del Vaticano!
MAFIA (COSA NOSTRA)
La Mafia es el brazo armado de las Entidades y sus hombres son un ejér­cito radicado en el territorio, que ins­piran temor al pueblo siciliano e im­ponen la cultura de la "omertá". La je­rarquía mafiosa está compuesta de un Capo absoluto que decide todo y una jerarquía inferior vinculada a él por un pacto de iniciación. Cada Familia es autónoma en las elecciones locales, pero se relaciona con el Capo provin­cial. El conjunto de los Capos pro­vinciales forma la Cúpula, o Comi­sión regional, entre los cuales, los nombres más importantes eran los de
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MASONERÍA (LOGIA P2)
La Masonería, junto a las otras Enti­dades, se inserta en el engranaje de los más altos niveles del Estado y está siempre cubierta por los Servicios Se­cretos. La Logia masónica más po­derosa de los años '70 era la Logia P2 de Licio Gelli (de Giulio Andre-otti - n.d.r.), hombre acreditado en el Vaticano, muy relacionado con Pa­blo VI.
LOS SERVICIOS SECRETOS
CORRUPTOS
Los Servicios Secretos corruptos par­ticipan en la planificación de actos de fuerza y distracción, para entur­biar mejor las aguas, usando campa­ñas de desinformación y de contra-in­formación. Con la colaboración de las demás Entidades, los Servicios Secre­tos corruptos se orientan, desde el principio, no a erradicar los fenóme­nos mafiosos o terroristas, sino a crear un perverso compromiso entre falsas verdades, política y apatía so­cial. Una consistente porción de los Servicios Secretos corruptos, radicada en todo el territorio italiano, está com­puesta por políticos, magistrados, jue­ces, hombres de los servicios secretos, suboficiales de carabineros, hombres de la policía y del ejército.
El Hon. Giulio Andreotti.
«En el pasado, en el vértice de la Su­prema Comisión había un Cardenal
que, con su extraordinaria inteligen­cia, logró engañar a todos, al punto de hacerse elegir Papa. Estoy hablando del Cardenal Montini, luego Papa con el nombre de Pablo VI. Durante su pontificado, logró reforzar más aún las cinco Entidades. Mons. Pas-quale Macchi, devotísimo de este Pa­pa, estaba en el vértice de la Enti­dad del Vaticano». Y más: «Hasta hoy, ningún arrepen­tido quiso hablar jamás de la Su­prema Comisión, en cuyo vértice es­taba Pablo VI. Pero, ¿se dan cuenta de que lo quieren beatificar? ¡No es
San Pablo VI, es Santo Diablo Pa­blo VI! ¡No fue un santo católico, si­no un escándalo católico!».
A partir de lo revelado por Calcara, se descubre que las cinco Entidades tie­nen una sustancia común: la pertenen­cia a la Masonería.
Pero las Obediencias masónicas tie­nen un vértice, desconocido para ellas mismas: la Orden de los Illuminati de Baviera, o mejor dicho, el Nuevo
EL "CAPO" DE LA
SUPREMA COMISIÓN
Las 15 personas de los cinco Triunvi­ratos de las cinco Entidades forman la Suprema Comisión... en cuyo vérti­ce hay un Súper Triunvirato, cuyos miembros son elegidos con voto se­creto y mandato vitalicio. En el Sú-per-Triunvirato existe un Capo ab­soluto, escoltado por dos potentes personajes. He aquí las declaraciones de Calcara acerca del Capo absoluto:
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Pablo VI.
Rito Paládico Reformato, fundado por Giuseppe Mazzini, que sin que lo sepan, las dirige a través de los inicia­dos que eligen en ciertos grados de cada una de las Obediencias. Por encima de los Illuminati está el Anticristo, formado por Lucifer, el Je­fe de la Familia Rothschild y el Jefe de los Illuminati. Para comprender la verdadera realidad de las cinco Enti­dades reveladas por Calcara, hay que recordar que los Illuminati de Baviera están formados por dos "Partidos":
1. El Partido filosófico, simbolizado por la "hoz", debe eliminar el po­der espiritual de la Iglesia Católi­ca, sustituyendo lo sobrenatural por la mentira de la paz y de un paraíso terrestre;
2. El Partido de la guerra, simboliza­do por el "martillo", se ocupa de trá­ficos ilícitos, droga, armas, lavado de dinero, secuestros de personas, ejecuciones, asesinatos, sediciones, revueltas, revoluciones y guerras, para eliminar a las personas, grupos, países o poderes que puedan obsta­culizar o enfrentar a los planes esta­blecidos por el vértice.
El Jefe Supremo de ambos "Parti-
dos" es el Jefe de los Illuminati o Supremo Pontífice de la Masonería Universal, mientras que la persona que dirige el Partido de la guerra es el Jefe de Acción política de la Maso­nería Universal, llamado también Jefe de la Logia P2.
Ahora, es más fácil comprender la verdadera realidad de las cinco Enti­dades: éstas constituyen el Partido de la guerra de los Illuminati, cuyo Jefe era Giulio Andreotti, Jefe de la Logia P2, mientras que el Jefe de la Suprema Comisión era Pablo VI, por­que él era el Jefe de los Illuminati. El objetivo supremo de los Illuminati es la eliminación del Sacrificio de Cristo en la Cruz de la faz de la tie­rra. Éste era el verdadero objetivo del Anti-papa Pablo VI: matar la Misa Católica eliminando el Sacrificio de Cristo en la Cruz. Eliminar la con­sagración de la Misa.
¿Y qué debería hacer el Jefe de los Illuminati con aquel Sacrificio de Cristo en la Cruz viviente, que lo desafiaba con sus cinco estigmas sangrantes, que el Padre Pío mostró al mundo justamente el 20 de sep­tiembre, el día más sacro para la Ma­sonería porque ese día simbolizaba el fin de este Sacrificio?
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«PABLO VI NO TE ASESINA. TE HACE ASESINAR»
En un diario de don Luigi Villa, leí acerca de un encuentro que tuvo con mons. Antonio Piolanti, Rector Mag­nífico de la Universidad Lateranense y muy estrecho amigo suyo. A la pregunta: «¿Usted sabe qué dice el clero bresciano acerca de Monti-ni?» y sin esperar respuesta, Mons. Piolanti, continuó: «Mejor un día co­mo carneros que cien como Monti-ni», agregando después: «Pablo VI no puede soportar a quienes no piensan como él. Pablo VI no te ase­sina. ¡Te hace asesinar»! Ahora bien, Pablo VI, dadas sus res­ponsabilidades y deberes como Jefe Supremo de los Illuminati de Baviera, considerada la "sacralidad" de la fe­cha del 20 de septiembre, su signifi­cado de "eliminación del poder espi­ritual de la Iglesia católica", no po­día ignorar a aquel Fraile, en el Convento de San Giovanni Rotondo, que había mostrado al mundo sus es­tigmas visibles justamente el día 20 de septiembre (1918), presentándose como un desafío del Cielo a los pla­nes satánicos del Reinado del Anti­cristo, iniciado con el ascenso al tro­no de Pedro de Pablo VI.
El poder espiritual de la Iglesia ca­tólica descansa sobre una roca: la Eu­caristía, es decir ¡la renovación in­cruenta del Sacrificio de Cristo en la Cruz! Y ese 20 de septiembre, en el convento de San Giovanni Roton-do, el Fraile se presentaba como la encarnación viviente del Sacrificio de Cristo en la Cruz: un desafío que el Jefe de los Illuminati debía enfren­tar y resolver. Por otra parte, no pode­mos dudar de que ¡el Padre Pío "no pensaba como Pablo VI..."! Presentemos, ahora, algunas citas pa­ra condensar los hechos que de­muestran la voluntad, por parte de "ciertos hombres de Iglesia", de en­venenar al Padre Pío.
Pablo VI.
Recordemos que mons. Montini (Pa­blo VI), mons. Girolamo Bortignon, mons. Loris Capovilla, Giovanni
XXIII y el Padre Clemente da San­ta Maria in Punta fueron los respon­sables de la "guerra santa" contra el Padre Pío.
Para demostrar cuán "santa" fuera esta "guerra", bastaría recordar que:
1. Pablo VI, además de ser homose­xual, traidor a Pío XII, Anti-papa y demoledor de la Iglesia de Cristo, fue el Jefe Supremo de la Orden de los Illuminati de Baviera, lue­go de haber sido el Jefe de la Su­prema Comisión de las cinco En­tidades que incluían Mafia, Ndrangheta y el lavado de miles de millones del tráfico de droga, a tra-
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3. Mons. Loris Capovilla, en este grupo de "hombres de iglesia", te­nía un delicado rol: fue el hombre de confianza, el vínculo, el elemen­to de unión, el secretario, el conse­jero, el supervisor, el ejecutor. Es­tuvo tan inmerso en un túrbido pa­sado de violencia roja, legado a la guerra civil en el Norte de Italia, que, a causa de los muertos que pe­saban en su conciencia, mereció es­ta declaración por parte de un ofi­cial de Carabineros: "¡No sé qué haría para destrozarlo con mis propias manos!". Capovilla, ade­más, fue el responsable de la comu-nistización total de las grandes ma­sas obreras de la Lombardía y el impulsor de la predicación evangé­lica en clave marxista.
vés del IOR, dirigido por
mons.
Pasquale Macchi, secretario per­sonal de Pablo VI, el card. Gio-vanni Benelli, prosecretario de Pa-olo VI, y el card Jean Villot, se­cretario de Estado de Pablo VI. 2. Mons. Girolamo Bortignon, cono­cido por su aversión a los sacerdo-
Mons. Girolamo Bortignon.
tes santos y a cualquiera que osase hacerle sombra, junto a Montini-Pablo VI, mons Loris Capovilla, Roncalli-Giovanni XXIII y el Pa­dre Clemente da Santa Maria in Punta, fue enemigo acérrimo y per­seguidor del Padre Pío y, luego de su implicación en las desastrosas aventuras usureras de Giuffré, in­tentó apropiarse del dinero que los fieles ofrecían generosamente al Padre Pío.
Mons. Loris Capovilla.
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Juan XXIII.
4. Juan XXIII, como Nuncio en Bul­garia, estuvo envuelto en un proce­so de pedofilia; en Estambul, en 1935, fue iniciado en la secta de los Illuminati; ya Nuncio en París, se dedicó a reconciliar la Iglesia con la Masonería y se vinculó al presi­dente francés Vincent Auriol, que lo inició en el Gran Oriente de Francia y le colocó el birrete rojo de Cardenal. En 1958, Roncalli fue impuesto como Anti-papa por la Masonería, dado que el card. Giu-seppe Siri había sido electo Papa legítimamente, habiendo tomado el nombre de Gregorio XVII.
5. El Padre Clemente da Santa Ma-ria in Punta, digno discípulo de mons. Bortignon, debido a su im­plicación en las aventuras usureras de Giuffré, en 1957 fue castigado por el Papa Pío XII y alejado de la Orden Capuchina pero, luego, mis­teriosa y súbitamente, volvió al ruedo gracias a sus amigos: Juan XXIII, mons. Loris Capovilla y Pa-
blo VI. Padre Clemente se convir­tió en el perseguidor del Padre Pío desde 1965 hasta su muerte.
El 23 de agosto de 1963, bajo el pon­tificado de Pablo VI, el Padre Cle­mente fue nombrado Administrador
Apostólico de la Provincia monástica de Foggia por el card. Antoniutti, Pre­fecto de la Sacra Congregación para los Religiosos.
¿A quién tenía que responder por sus actos el padre Clemente, Administra­dor Apostólico?
«La Administración Apostólica es
una porción del pueblo de Dios que, por razones especiales y particular­mente graves, no es erigida como dió­cesis por el Sumo Pontífice y la cura pastoral de la misma es confiada a un
Administrador Apostólico, que la gobierna en nombre del Sumo Pon­tífice».
Entonces, desde 1963 hasta la muerte del Padre Pío, el Padre Clemente tuvo un solo superior: Pablo VI.
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El 22 de enero de 1964, engañando al card. Ottaviani del Santo Oficio, el padre Clemente hizo elegir, como Padre Guardián del Convento de San Giovanni Rotondo, no al Padre Car­melo da Sessano, sino al Padre Car­melo da San Giovanni in Galdo, ¡el subordinado y obediente ejecutor de sus órdenes!
Ministro General de la Orden, Padre Clemente da Milwaukee, hablando de la Provincia de Foggia, declara: ". Si decimos que esa Provincia, y
sobre todo el Convento de San Gio-vanni Rotondo, nos ha causado difi­cultades fuera de lo normal (.). Ahora bien, en aquella Provincia fue constituido un Administrador Apostólico. El problema le concier­ne a él..."».
En efecto: «En los últimos años de vi­da del Padre Pío, la autoridad de go­bierno de la Provincia capuchina de Foggia se concentró exclusivamente en las manos del Padre Clemente da Santa Maria in Punta el cual, en cuanto Administrador Apostólico tiene, en la sede provincial, una auto­ridad superior a la del General de la Orden».
«La actividad del Padre Clemente, en la Provincia de Foggia, no deja lu­gar a dudas: los enemigos del Padre Pío son sus amigos y protegidos; el Padre Pío y sus amigos son sus ene­migos y constituyen todo el "proble­ma" que él fue llamado a solucio­nar».
Ya en el pasato, se produjeron episo­dios que anticiparon lo que luego se transformó en una deliberada y feroz
"solución final".
En 1959, el Padre Pío estaba grave­mente enfermo y casa al final de su vida. Un día, fray Modestino estaba en la celda del Fraile, cuando le lleva­ron para beber un vaso de caldo de pollo; a la mitad de la bebida, el Pa­dre Pío lo dejó y le dijo: "¡Paisano, toma y bebe!". Apenas comenzó a beber, fray Modestino tuvo náuseas y accesos de vómito, tan horrible era aquel caldo. El Padre Pío, le dijo: «¡Cómo!, ¿no te gusta?.. ¿Y yo, que debo hacer la mortificación todos los días?». Fray Modestino le pregun­tó: «Padre, ¿pero usted toma real­mente de buena gana este caldo de pollo?». La respuesta fue: «Es la mo-tificación más grande que la obe-
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Padre Clemente da Santa Maria in Punta.
En realidad, el «Padre Carmelo da San Giovanni in Galdo no se desem­peñó como Padre Guardián, sino como Delegado del Administrador Apostólico; lo que significa que toda decisión e iniciativa suya no es pro­pia de él, sino que deriva directa­mente del Administrador Apostóli­co, el Padre Clemente da Santa Ma-ria in Punta».
«El 15 de mayo de 1964, leyendo el Informe sobre el estado de la Orden Capuchina en los años 1958-1964, el
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diencia me pide. En verdad, me ha­ce mal». Cuando fray Modestino hizo circular el rumor acerca de este nause­abundo vaso de caldo de pollo, el su­ministro cesó súbitamente.
Con la llegada de Pablo VI, la perse­cución al Padre Pío de los tiempos de Juan XXIII se transformó en una dura e implacable "solución final" de ese antiguo problema que había "causado dificultades fuera de lo normal en el Convento de San Giovanni Roton-do". Y la solución de tales "dificulta­des fuera de lo normal", en palabras del Ministro General de la Orden Ca­puchina, "concernía al Padre Cle­mente".
La "solución final"comenzó el 17 de abril de 1965, cuando el Padre Cle­mente tuvo, durante un cuarto de hora, un coloquio con el Padre Pío,
en su celda. Inmediatamente después,
el Padre se sintió mal y tuvo un co­lapso. Según rumores confiables, al Padre se le dieron precisas disposi­ciones acerca de la conducta que debería tener en sus relaciones con los médicos y demás autoridades de la Casa de Alivio y, en particular, con los médicos amigos suyos, aun­que ilustres, probibiéndole hacerse visitar por ellos.
El Padre Clemente, entonces, ¡impu­so al Padre Pío no recibir visitas de nadie!
El día de Pascua, 18 de abril de 1965, el Padre Pío celebró la Misa, pero lue­go permaneció en su celda hasta fiali-zar el lunes. La mañana del martes 20, pidpo la ayuda de sus cohermanos porque quería celebrar la Misa, pero en los últimos escalones se derrumbó y, sujeto por los brazos, fue llevado a su celda. A mitad del pasillo se desva­neció y cayó al suelo. Desde la Pascua de 1965, con la visita del Padre Clemente al Padre Pío, tuvo inicio la larga agonía del Padre, que durará tres años y medio, hasta su muerte.
Padre Carmelo da San Giovanni in Galdo.
En los últimos tres años de vida, el Padre Pío no se sostenía en pie y no lograba hablar; a menudo se tamba­leaba y caía.
«Cada píldora era suministrada al Pa­dre Pío no por su médico, el Prof. Sa­la, sino por los frailes enfermeros que lo asistían; luego, ¡eran los frailes, para ser exactos el Padre Guardián, quienes suministraban los fármacos al Padre Pío!».
«En este último período, la asistencia al Padre Pío estaba en manos de algu­nos de sus cohermanos, pero la elec­ción de los mismos pasaba siempre por el visto bueno del Administra­dor Apostólico, el Padre Clemente da Santa Maria in Punta».
En un amplio reportaje de Renzo Allegri con el título de: "Cómo mu­rió el Padre Pío", publicado en el n. 41 de "Gente" del 8 de octubre de 1969, se dan a conocer terribles he­chos, como "cuidados médicos ina­decuados al Padre Pío", incluso,
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"decididamente equivocados". Y to­davía, "la existencia de un peligro terrible" en la vida terrena del Fraile, debido al "martirio causado por en­venenamiento medicinal".
Apenas conocida la noticia de la muerte del Padre Pío, Nino Longo-bardi publicó en el "Messaggero" del 25 de septiembre de 1968, una sorprendente noticia: Suor Pía, her­mana del Padre Pío, también ella re­ligiosa y perteneciente a la Orden de Santa Brígida de Suecia, inmediata­mente después de la muerte del Padre Pío, presentó un pedido formal, a los superiores del Convento de San­ta María de las Gracias y al Vatica­no, para que se realizara una autop­sia al cuerpo del Padre Pío.
Dada la reserva debida como religio­sa, el respeto por el luto y la natural morbosidad de la polémica que se ha­bría desencadenado, éste fue real­mente un pedido "asombroso" y ¡la religiosa debía tener buenos moti­vos para realizar un gesto de tales proporciones!
Los hijos espirituales pedían noticias desde todas partes del mundo. En la última semana de abril de 1965, los periódicos informaban acerca de tres visitas médicas a las que habría sido sometido el Padre Pío. La primera, del Prof. Valdoni (noticia luego desmentida); la segunda, del Prof. Cassano (pero no fue realiza­da); la tercera, habría sido ordenada por los frailes, pero ninguno supo de­cir el nombre del médico y el resul­tado de la visita.
El 20 de abril de 1965, luego de que el Padre Pío fue llevado a la celda, un médico de la Casa de Alivio, contra la voluntad de los frailes, tomó una muestra de sangre al Padre Pío para analizarla. El resultado fue que el Padre Pío estaba intoxicado.
La noche del 29 de abril de 1965, el Prof. Glauco Torlontano y el Prof. Giuseppe Gusso de la Casa de Alivio
y el Prof. Cassano, fueron al conven­to pero, para asombro de todos, les sa­lió al encuentro un padre que dijo:
«No se puede visitar al Padre Pío, porque el padre Guardián no quie­re». Se mandó a buscar al Guardián, pero fue en vano.
Entrado en la celda del Padre Pío, el Prof. Cassano escuchó repetir tres ve­ces al fraile: «No puedo dejarme vi­sitar por usted porque el padre Guardián no quiere». Pero la verdad era otra. (...) se quería impedir que otros médicos visitasen al Padre e indagasen acerca de los medica­mentos que le eran suministrados.
Eligio D'Antonio narra, en su diario, que, cuando una mañana, se disponía a preparar las medicinas al Padre Pío, en presencia del Párroco del Tufello, Don Parisio Curzi, se quedó muy mal cuando escuchó decir al Padre: «Dos tercios de mis males se deben a los brevajes que me hacen tomar».
Cleonide Morcaldi refiere estas pala­bras del Padre Pío, dichas a las her­manas Mastrorosa, que le pregunta­ban al Padre Pío las razones de sus mareos: «Me están envenenando con píldoras».
El prof. Lésourd, de la Universidad Católica de París, y el abate Benja-min, en un libro de ambos acerca del Padre Pío, reportan este juicio del Pa­dre Pellegrino: «Para mí, las medici­nas se han llevado al Padre Pío».
Con respecto a los brazos privados de fuerza, las piernas pesadas, los ininte­rrumpidos vértigos, las pesadas caídas al suelo del Padre Pío, el Padre Pelle-grino precisa: «Los somníferos han sido la causa de la muerte del Padre Pío».
El Padre Pío fue "empachado" con somníferos y barbitúricos que, ade­más de destruírle la salud, le entorpe-
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cían las facultades mentales. El Direc­tor Sanitario de la Casa Alivio del Su­frimiento, Professor Giuseppe Gus-so, hombre integérrimo y devotísimo del Padre Pío, relata que «Unos médi­cos favorables al Padre Pío, a ocul­tas de los frailes, han hecho anali­zar la orina del Padre Pío en el la­boratorio de la Clínica. El Padre tie­ne un físico excepcional: se encon­traron trazas de barbitúricos que habrían matado a un caballo en tres días».
El Padre Pío sabe perfectamente que los medicamentos le son dañosos, pe­ro a quien le pedía que los rechazara, respondía: «Yo obedezco a mis supe­riores y a mis médicos, como siem­pre lo he hecho».
Y concluía de manera desconcertante: «¡Peor para ellos!». El Padre Alessio quería intervenir, pero el Padre Pío se lo impidió con decisión: «... ¡tú piensa en ser mon­je y no médico!».
Todos ven que el Padre Pío se va des­haciendo día a día. Ya no baja al re­fectorio, no puede articular las pier­nas, tiene accesos de vómito. En los últimos años de vida del Padre, hubieron varios capuchinos afectos a su persona: el Padre Eusebio, Padre Onorato, Padre Alessio, Padre Pe-llegrino. Estos religiosos fueron unánimes al afirmar que el Padre Pío estaba siendo envenenado por las medicinas.
En septiembre de 1964, el Padre Pío se lamentaba con un hijo suyo espiri­tual, Eligio D'Antonio, el cual decla­ró por escrito: «El Padre Pío me di­jo: tres cuartos de mis males provie­nen de estas medicinas que me ha­cen tomar».
Hacia fines de 1964, el Padre Pío ya no podía dormir. El médico a cargo recurrió a los somníferos y a los barbitúricos. El Padre Pío no que­ría tomar esas píldoras, pero el Su­perior se lo impuso por obediencia.
En marzo de 1965, la señora Mastro-rosa, de San Giovanni Rotondo, dijo al Padre Pío: «Padre, está tan mal, ¿por qué no se cura?». El Padre le res­pondió: «Hija mía, me dan tantas píldoras que me están envenenan­do».
Un día, el Padre Pío dijo a Enzo Ber-tani, ecónomo de la Casa del Alivio, que había ido a verlo: «Toma ese frasco de píldoras y tíralo, antes de que llegue el enfermero».
En una carta del 26 de marzo de 1966, a su carísimo Padre Agostino, el Pa­dre Pío escribe: «También estoy an­gustiado a causa de los médicos, que quieren hacerme beber una ba­sura que yo no tolero».
El Padre Pellegrino mismo, el 1° de noviembre de 1968, en casa de la con­desa Telfener, delante de cinco testi-
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gos, refirió: «Hubo un período en el que el Padre Pío era obligado a in­gerir más de cincuenta píldoras al día, de todo género, desde las más inocuas, como las vitaminas, a los somníferos y los barbitúricos. Cada noche, desde fines de 1964, estaba obligado a ingerir cinco píldoras, de las cuales dos eran barbitúricos y las otras tres, somníferos. Estas me­dicinas tuvieron efectos dañosísimos sobre la salud del Padre Pío. Ya no so­portaba más, estaba atontado, no lo­graba mover un solo pie, debía soste­nerlo con las dos manos cuando cami­naba. Durante la noche, ya no sabía cómo hacer para moverlo, cuando te­nía que darlo vuelta en la cama. Yo, y otros cohermanos que estábamos más cerca de él, hemos constatado que el Padre Pío deliraba, a veces no tenía el control de su mente. Vo­mitaba a menudo. Cuando caminaba, se apoyaba en la pared para no caer al suelo. Una noche se cayó y se lastimó el rostro».
«El siguiente relato es de nuestro in­formador, que quiere mantener el ano­nimato.
Dice: "Puedo documentar un período de la vida del Padre Pío del que nin­guno ha hablado. Representa un pe­ríodo terrible de su existencia, cuan­do a los sufrimietos físicios y morales se agregan también el martirio del atontamiento psíquico, causado por envenenamiento medicinal. (...) De este período, que es de los más dolorosos de su vida, el cardenal Giacomo Lercaro escribió: "La causa de la agonía del Padre Pío, como la del Salvador en el huerto de los oli­vos, era el hecho de que sufría, no
tanto POR la Iglesia, sino POR PARTE DE LA Iglesia... Experimen­tó la amargura de los procedimientos arbitrarios, de medidas durísimas, in­juriosas, malignas... Se lo aisló de los amigos; en su lugar, estuvieron los adversarios ocultos en la miserable
hosquedad del mediocre que no so­porta la superioridad de la virtud. sus mismos compañeros se convir­tieron en sus verdugos y el que le había sido dado como bastón de su vejez, fue el traidor miserable que llevó hasta el sacrilegio su beso en-tregador".
He citado estas palabras de un Carde­nal porque, si las hubiese escrito cual­quier otro, no serían creíbles».
Más de cincuenta años antes, Jesús, María y la Corte celestial repetían, come un estribillo, al joven Padre Pío: «... LA VÍCTIMA, PARA LLA­MARSE TAL, DEBE PERDER TO­DA SU SANGRE».
La "vocación a corredimir" fue sa­tisfecha; la "misión grandísima", confiada al Padre Pío por el Señor en esta tierra, ¡fue llevada a su cumpli­miento!
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¿DÓNDE TERMINÓ EL CUERPO DEL PADRE PÍO?
En agosto del 2006, un amigo me in­vitó a casa del Ing. Agide Finardi que vivía en Bolzano. ¡Fue un encuentro inolvidable! Meses despúes, volví a visitarlo junto con Don Villa pero, en el viaje de vuelta, el Padre me dijo que "era me­jor que yo siguiera visitándolo, pero solo".
En una visita posterior, el Ing. Finardi me relató su primer encuentro con el Padre Pío, que acabó con un puñetazo en la cara tan violento como para ha­cerle golpear la cabeza contra un mu­ro, y luego el rol que él desempeñó en la construcción de la nueva iglesia de Santa María de las Gracias: con sus obreros, debía ocuparse de todo lo que no fuera mampostería. Continuó trabajando durante años en San Gio-vanni Rotondo, incluso después de la muerte del Padre Pío, y esta actividad, unida a su genialidad, hizo nacer una relación particular con los frailes del convento, quienes recurrían a sus do­tes para resolver problemas técnicos y financieros. Abandonadas sus activi­dades precedentes, Finardi se dedicó a la escultura: bustos y estatuas del Pa­dre Pío, pero también obras por encar­go. Regresé muchas veces a su casa y los relatos de mis visitas entusiasma­ron a mis hijos, tanto que también ellos quisieron conocerlo. El 19 de junio de 2009, mi hijo Lucas y yo fuimos a visitarlo. Estaba presen­te también el Sr. Amos Compagnoni, propietario de un Museo de arte sacro, en el cual se exponían las obras de ar­te de Finardi, su caro amigo. Antes de subir a la casa, fuimos los cuatro a la cercana Pizzería Bella Ná-poli, donde puse al tanto a los presen­tes acerca de los últimos hallazgos so­bre la tumba vacía del Padre Pío, ter­minando con la frase: «¡Un día, ten­drán que decirnos dónde terminó el cuerpo del Padre Pío!».
El Ing. Agide Finardi, junto a su hijo Pío, sa­luda al Padre Pío. El ingeniero, con sus obre­ros, llevó a cabo las obras que no eran de mampostería de la Iglesia de Santa María de las Gracias y, después de la muerte del Padre Pío, siguió trabajando para los frailes del Con­vento de San Giovanni Rotondo.
Finardi me miró sonriendo y respon­dió: «¡Si quiere, se lo digo yo! Lo mandaron a América dos días des­pués de la sepultura».
«¿A qué ciudad de los Estados Uni­dos lo mandaron?». Finardi, que no hizo ninguna objeción cuando, en lugar de "América", yo usé el término "Estados Unidos", respondió: «¡No lo sé, porque no me lo dijeron!» y, en seguida, empezó a hablar de algunos aeropuertos italia­nos, tanto que me vi obligado a pre­guntarle: «¿Desde qué aeropuerto lo mandaron a América?».
«Del aeropuerto militar de Foggia»,
respondió Finardi.
Luego, le pregunté: «¿Qué hay del Padre Pío en el maniquí que fue ex­puesto al público? «Lo que han en-
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contrado en la tumba, probablemente, es decir lo que los frailes han puesto dentro, antes de la apertura oficial del ataúd, en marzo del 2008» y continuó: «Por un sacerdote muy afecto al Padre Pío, tomamos conocimiento de que uno de los miembros de la Comisión que presenció la apertura del ataúd, en confesión, le dijo: "Encontramos só­lo un pedazo de cráneo, un diente y algunas uñas. ¡Nada más!"». Finardi dijo: «El ataúd, en efecto, fue abierto tres meses antes de la apertura oficial, porque los frailes querían ver la condiciones en que se encontraba el Santo para preparar­lo a su exposición al público».
Vuetos a su apartamento, hablamos todavía largo rato y, de pronto, el In­geniero abrió una puerta del mueble detrás de su escritorio, donde tenía sus diarios, escritos año por año. «¿Cuándo comenzó a escribir estos diarios?» le pregunté. «A partir de 1942», fue la respuesta.
Transcurridos casi seis meses, un lu­nes, telefoneé a Finardi para arreglar una visita, pero debido al tono preo­cupado de su voz, dije inmediatamen­te: «Voy hoy. ¡Salgo en seguida!». Partí con mi esposa y llegamos a Bol-zano hacia mediodía. Encontramos al Ing. Finardi con un ojo negro, al doc­tor Alessandro Conci, su amigo, y su nueva cuidadora, que le preparaba la comida y le daba las inyecciones pres-criptas. El doctor me dijo que el ojo negro, Finardi se lo había hecho ca­yendo en la sala, el viernes preceden­te, quedando toda la noche sobre la al­fombra del pavimento. La cuidadora, que lo había encontrado la mañana si­guiente, dijo que afortunadamente ha­bía quedado en la alfombra y llevaba una chaqueta más pesada de lo habi­tual, de otra manera, como la calefac­ción se apagaba durante la noche, el Ingeniero habría podido morir de frío, sobre todo si hubiese quedado sobre el pavimento desnudo.
La cuidadora preparó el almuerzo y después salió de casa. Finardi habló de su permanencia en San Giovanni Rotondo desde 1959 a 1969 y de la posibilidad de conocer a todos los frailes del Convento, men-cionádome los "períodos de vacacio­nes" que estos frailes pasaban en su anterios villa, espaciosa y cómoda, de Bolzano: «Casi todos los frailes han pasado un tiempo en mi casa. por vacaciones. Se la preparaba cómoda­mente y ellos permanecían en mi casa algunos días, pero también más tiem­po».
Hacia las 13:30, mi esposa y yo que­damos solos con Finardi, así que co­mencé a hablar de la "marioneta" que los frailes habían preparado ha­ciéndolo pasar por el "cuerpo inco­rrupto del Padre Pío". Finardi me dijo: «Si quiere, le relato yo cómo han sido las cosas. Un día, el Director del banco, en el que los frailes tenían una deuda enorme, fue a verlos, preocupado porque ur­gían los pagos de la hipoteca que habín contratado con la banca».
Después de referirme la cifra, en mi­llones de liras, que los frailes debían a Renzo Piano, agregó que en ese tiem­po ¡los frailes reunían 147 millones por día!.. y continuó diciendo: «Los Frailes, viendo tantos peregrinos, ha-bín pensado en facilitarles el arrivo con aviones, trenes y barcos. Habían organizado un vuelo cada día, que unía: Torino, Milán, Florencia, Roma y Foggia. Desgraciadamente, muy a menudo, el avión llegaba vacío. Lue­go habían organizado un tren diario y una nave que partía desde Trieste y que llegaba a Manfredonia. La desa­celeración de los peregrinages creó a los frailes el problema de los pa­gos de la deuda. Luego, en San Gio-vanni Rotondo hay 140 albergues de los cuales 70 ya están en bancarrota y la Mafia los está adquiriendo para transformarlos en apartamentos».
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Y terminó: «Entonces, los frailes hi­cieron una reunión y decidieron: ¡resucitaremos al Padre Pío!».
«Resucitar al Padre Pío? - dije - Han mandado hacer un maniquí cubrién­dole el rostro con una máscara de silicona, y ¿qué hay dentro de los za­patos, los guantes, bajo el sayal? ¡Que nos lo hagan ver! ¡Antes o después lo tendrán que hacer!». Entonces Finardi, pausando las pala­bras, dijo: «Los pies están hechos de madera».
«Y las manos, también ellas?». Finardi extendió los brazos, se enco­gió de hombros, alzó los ojos a lo al­to, como si dijera: "¿Y qué otra cosa se podía hacer?".
Después, agregó: «Los frailes han abierto el ataúd dos veces: ocho me­ses antes de la exhumación oficial y luego tres meses antes. Cuando lo abrieron la primera vez, han perdi­do uno de los "botones". ¡Fue fray Modestino quien me preguntó cómo mover el bloque de granito que está en la tumba del Padre Pío!». «Lo levantaron con los 4 crick, como durante la exhumación?». «¡No! ¡Lo arrastraron!». «¿Qué? ¿Arrastrar un bloque de gra­nito de 30 quintales?».
«El bloque de granito no es com­pacto, está vacío!». «¿Y cómo hicieron para arrastrarlo?». «Les enseñé yo cómo hacerlo: ¡con un crick hidráulico!». Entonces le dije: «Fray Modestino andaba diciendo que la tumba del Padre Pío siempre estuvo vacía, los frailes lo golpearon y lo mandaron al hospital, de donde salió con 5 puntos en la cabeza. ¡ Ellos dijeron después que se había caído por las escaleras!».
Y agregué: «El hecho de que el cuer­po del Padre Pío haya sido mandado a los Estados Unidos tiene, verdadera­mente, un senstido lógico si se piensa que, mientras que el Padre Clemen­te tenía como superior directo a Pa-
blo VI, él, a su vez, probablemente, debía obedecer a algún superior de la CIA. En efecto, Mons. Montini, durante la guerra, formaba parte
del OSS (Office of Strategic Servi­ces) que luego, en 1947, se transfor­mó en la CIA».
Finardi estaba cansado. Lo ayudé a acostarse en la cama; mi esposa y yo salimos de la casa.
Regresamos a las 15:30. En casa, es­taba el Ingeniero y la cuidadora. Casi media hora después, Finardi en­tró en la sala y se sentó en el sofá frente a nosotros. Estaba agitado y se cubría el rostro con las manos. En cierto momento exclamó: «¡Yo no puedo meterme contra esas perso­nas! ¡No puedo ponerme contra ellos! ¡No quiero hacerlo!».
Entonces, lentamente, pronuncié estas palabras: «Don Villa, cada vez que vengo a su casa, me dice: recuerde que cada vez que lo ve, ¡podría ser la última! Y me ha dicho también que le diga que ¡no se presente ante el Padre Eterno con la culpa de ha­ber hecho vano el contenido de sus diarios, impidiéndonos continuar nuestra batalla en defensa de la Iglesia de Cristo!».
De pronto, se levantó diciendo: «Quiero hacer una llamada telefóni­ca».
Desde ese instante, Finardi permane­ció en su escritorio, intentando telefo­near a más personas. Después de algun tentativas inútiles, me acerqué a él: «Ingeniero, ¿para qué sirve telefonear? A nosotros nos bastaría el nombre de quien le ha referido la partida de Italia del ata­úd del Padre Pío».
Pero él volvió a digitar números en el teléfono. Yo estaba a su lado, intenta­do ayudarlo. Estaba agitado e irritado: «¡Debo telefonear a esta persona, pero no lo logro!». Trató varias veces más, pero sin resultado. Entonces, telefo­neó al Albergue San Michele de San Giovanni Rotondo.
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Entonces él, grave, molesto e irritado, respondió: «¡Ésta es la persona que ha hecho el trabajo!». Y luego: «Era un obrero mío al tiempo de la construción de la igle­sia de Santa María de las Gracias.
Ahora, tiene una oficina y se ocupa de mantener limpias y en buenas condi­ciones todas las obras que hicimos dentro de la iglesia». El nombre de esta persona estaba es­crito en su agenda telefónica y yo, an­te su mirada, lo copié: Cavalli Pio, Via Nigare 12 - San Giovanni Roton­do. Tel: 0882 457122. Finardi, después, buscando un nombre en la columna, como para sí mismo, murmuró: «Loreto, Padre Sergio. Desde hace dos meses, transferido a Loreto. También él estaba presente en... Habría también otra persona». Pero no logró contactarla. Estaba a su lado, cuando dijo: «Este se llama Ruberto Antonio. Es un ex­carabinero y ahora recibe a los pe­regrinos que entran al Convento para hablar con fray Modestino».
«¿Pero por qué quiere telefonearle?». Respondió: «Es la persona que me habló del envío del ataúd del Padre Pío a los Estados Unidos». «Ruber-to es el guardia de fray Modestino y Mario de Benedictis». De su libreta, siempre bajo la mirada de Finardi, copié su dirección y nú­mero de teléfono: Ruberto Antonio, Via Piccinini 5, San Giovanni Roton-do. Tel: 0882 451212 - 0882 451903. De pronto, Finardi dijo: «Estoy cansa­do. ¡Debería recostarme!», pero en se­guido murmuró: «Luego, habría también un general. ¡El general es la fuente!», pero agregó en voz alta: «¡Pero no le digo el nombre, y no lo llamo hoy, sino mañana!». Después, tomando un álbum de foto­grafías de grandes dimensiones, lo ho­jeó y lo abrió en la página en la que estaba la fotografía del rostro de un hombre, bello y juvenil y, en voz baja, me dijo: «¡Éste es el general!».
El Ing. Agide Finardi, ya nonagenario, desde 2006 a 2010, me hizo muchas revelaciones so­bre lo que le sucedió al Padre Pio luego de su muerte. Los hechos más graves se relacionan con el envío del cuerpo del Padre Pío a los Estados Unidos, con un avión militar que par­tió del aeropuerto de Foggia y con que el "cuerpo incorrupto" del Padre Pío era sólo un "maniquí de madera" hecho por un escultor de Val Gardena.
Respondió uno de los hijos del pro­pietario. El teléfono estaba en "alta
voz".
Finardi le preguntó: «¿Cómo está fray Modestino?».
«Fray Modestino no está enfermo, pe­ro no sale a ninguna parte». Finardi: «¿Sabes si Cavalli tiene to­davía la oficina y si trabaja?». «Sí, su oficina todavía está abierta y él trabaja!».
Finardi retomó sus intentos para con­tactar al Sr. Cavalli.
Le pregunté: «¿Pero de qué sirve tele­fonear a esta persona? ¡A nosotros nos sirve solamente el nombre de quien le ha hablado del envío del cuerpo del Padre Pío a los Estados Unidos!».
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Observando que el rostro era el de una persona joven y creyendo que era un general de la aviación de Foggia, implicado en el envío del ataúd del Padre Pío, pregunté: «¿Pero es un ge­neral de la aviación?». Con uno arran­que de ira, arrojando al aire el álbum, Finardi exclamó en alta voz: «¡Qué curioso es usted! ¡No se lo digo!». Yo pregunté: «¿Cuánto tiempo hace que se sacó esta fotografía?». Con otro arranque de ira, con los bra­zos en alto, Finardi gritó: «¡Usted no se fía de mí!». Pero en seguida, en voz baja, me dijo: «Alrededor de tres años». Entonces, agregué: «¡Si esta persona estuviese implicada con el envío del ataúd del Padre Pío, poco después de su muerte, el rostro parece demasiado joven!». Finardi, luego de haberse calmado, en voz baja, me dijo: «Él no tiene que ver con el envío del ataúd, sino con la reciente apertura de la tumba del Padre Pío... Es el general de la po­licía de Manfredonia. Lo hice trans­ferir yo desde Rímini, alrededor de tres años atrás».
Durante toda nuestra conversación de la tarde, a pocos metros de distancia, en la cocina, estaba siempre la cuida­dora. El ingeniero estaba cansado y agotado, y así regresamos a casa.
Alrededor de tres meses después, a principios de abril de 2010, le hice la última visita.
Finardi estaba sentado en la cama. Comenzamos a hablar de nuestras fa­milias y luego del Padre Pío. Con referencia al "títere" del Padre Pío que los frailes habían expuesto en público y recordando al Ingeniero las palabras que él me había dicho acerca de los pies y las manos de madera,
le pregunté: «¿Fue usted quien hizo esa estatua de madera?».
«No, se la hicieron hacer a un escul­tor de la Val Gardena, antes de que muriese el Padre Pío y la conserva­ron en San Giovanni Rotondo».
«Pero entonces, ¿los frailes habían planeado todo desde el principio?». «¡Así parece!» y agregó: «El escultor la hizo en un mes, pero no le dijeron para qué servía... No, le dijeron sola­mente que la iban a usar, pero no sa­bían todavía dónde». Hacia mediodía, no estando con noso­tros la cuidadora, preparé yo el al­muerzo y un cuarto de hora después, estábamos sentados a la mesa. En cierto momento dije: «Nosotros pen­samos que se podría escribir una biografía suya, con sus diarios, ¡pe­ro sería hermoso iniciar escribiendo el útimo capítulo!».
Finardi, entonces, se levantó de la me­sa, fue a la sala y regresó con un pe­queño volúmen, que me entregó di­ciendo: «Es el primero de 6 volúme­nes; ésto es para usted». Lo tomé, hice correr las hojas, dete­niéndome en algunas páginas llenas de fotografías. En una de éstas, habían tres personajes y Finardi me dijo: «El de la derecha es el general de la Po­licía de Manfredonia, llamado "el comisionado", Antonio Lauriola».
Finardi me dijo que estos seis volú­menes habían sido hechos con sus diarios y cubrían todo el período des­de 1942 hasta los últimos años. A mi pedido de poder leerlos, Finardi res­pondió de manera vaga y evasiva. Salí, dejándolo descansar, y regresé por la tarde.
Fuimos a la sala, donde Finardi en­cendió la televisión, sin apagarla más. Retomamos la conversación sobre los diarios y los volúmenes que estaba haciendo editar cuando, en cierto pun­to, me dijo que alguien había hecho leer el primer volúmen a los frailes y ellos habían quedado contentos.
Al escuchar estas palabras, me alarmé y le pregunté: «¿Cómo hacen los frai­les para leer un volúmen extraído de sus diarios y estar contentos?». «Ciertas cosas han sido quitadas». «Pero entonces, los diarios no están publicados íntegramente, sino que es-
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tán manipulados».
«¡Pero no querrá que yo deje escrito que un fraile ha metido su lengua en la boca de un obrero mío!». «Entiendo que ciertos hechos perso­nales sean omitidos, pero lo que usted me ha contado sobre la tumba vacía, el envío del Padre Pío a los Estados Unidos y la apertura del ataúd tres meses antes de la exhumación oficial, ¿tiene intención de publicarlo o no?».
«Si lo hiciera, los frailes me denun­ciarían».
«Pero entonces - dije - quién tiene sus diarios y con qué criterio los "em­bellece"?». En ese momento, Finardi, con toda claridad, me dijo: «He dado los diarios a los frailes».
Entonces, comprendí la razón de la serenidad de la conversación de esa jornada: Finardi había tomado su de­cisión final: la de entregar todos sus diarios a los frailes.
A mediados de septiembre del 2010, intenté telefonear a Finardi, pero no respondía nadie. Llamé entonces a la Pizzería Bella Nápoli y escuché decir: «¿Pero usted no sabe?..». El Ing. Agide Finardi - me dijeron -perdió el conocimiento en el mes de junio y murió en el mes de agosto.
***
A la frase que Don Luigi Villa me dijo al regresar de su primer y único en­cuentro con el Ing. Finardi: "continúe visitándolo, pero solo", siguieron muchas otras, con las cuales me inci­taba a regresar, a hacerlo hablar, a ha­cerle decir todo lo que sabía, a acortar los tiempos, a concluír ciertas cuestio­nes, a intentar obtener sus diarios y. ¡estar atento!
¿Por qué aquella frase, después de su primer encuentro? Lo supe cuando Don Villa me refirió que, en esa visi­ta, durante una breve ausencia mía, había preguntado al ingeniero si podía volver a verlo. No recibiendo ningu­na respuesta, comprendió en seguida a quién tenía delante. ¡No ciertamente a un santo! Don Villa, sin embargo, estaba convencido que el Ing. Finardi, superados ya los noventa años, sentía la necesidad de "aligerar" ciertos pe­sos que tenía en su conciencia. Las "revelaciones" del Ing. Finardi, entonces, provienen seguramente de una fuente que conocía bien los he­chos, habiéndolos vividos en gran parte personalmente, pero no debien­do aceptar ciegamente su veracidad, podemos siempre proceder con verifi­caciones graduales que podrían, pro­gresivamente, sacar a la luz la verdad acerca del "secreto de la tumba va­cía del Santo Padre Pío".
Podríamos comenzar afrontando el hecho más impactante y decisivo: "¿cuerpo incorrupto del Padre Pío" o "maniquí de madera"?
Y debería ser simple el descubrirlo: bastaría
ABRIR LA TECA EN LA QUE ESTÁ COLOCADO EL "CUERPO INCORRUPTO DEL PADRE PÍO" Y VERIFICAR SI, EN CAMBIO, SE TRATA DE UN "MANIQUÍ DE MADERA".
Si se verificase esta desagradable hipótesis, adquirirían credibilidad los testimonios sobre el
DESCUBRIMIENTO DE LA "TUMBA VACÍA EN LA RECOGNITIO HECHA EN LA TUMBA DEL PADRE PÍO POR EL CARD. SILVIO ODDI.
Esta realidad debería obligar a clarificar los
EXTRAÑOS DECESOS DEL P. GIUSEPPE PIÓ, P. ALESSIO PÁRENTE, DEL CHOFER FRANCO SASSO Y DEL MISMO CARD. SILVIO ODDI.
Además, se requeriría verificar la veracidad de la
VERSIÓN OFICIAL DE LA COMISIÓN PARA LA APERTURA DEL ATAÚD Y LAS POSIBLES MENTIRAS Y PRESIONES QUE PUDIERAN HABER SIDO DICHAS O EJERCIDAS SOBRE ESTAS PERSONAS.
Ésto otorgaría credibilidad a la
REALIDAD DEL ENVENENAMIENTO DEL PADRE PÍO REALIZADO POR P. CARMELO DA SAN GIOVANNIIN GALDO, SIMPLE INSTRUMENTO EJECUTOR DE LAS ÓRDENES DEL P. CLEMENTE DA SANTA MARÍA IN PUNTA.
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Las comprobadas responsabilidades en el envenenamiento del Padre Pío recaerían pesadamente sobre
PABLO VI, SUPERIOR DIRECTO DEL P. CLEMENTE DA SANTA MARÍA IN PUNTA Y, EN ESE TIEMPO, NO SÓLO ANTI-PAPA SINO TAMBIÉN JEFE SUPREMO DE LA SATÁNICA ORDEN DE LOS ILLUMINATI DE BAVIERA.
Puesto que, aún después de decenas de años o siglos, los restos del Padre Pío tendrían pesados rastros de los venenos que le fueron suministrados a través de los años, se comprendería el por qué
EL CUEPO DEL PADRE PÍO DEBÍA DESAPARECER PARA SIEMPRE Y DEBÍA SER ENVIADO A UN LUGAR SEGURO CON PERSONAS DE CONFIANZA Y CAPACES DE MANTENER ESTE TERRIBLE SECRETO.
Si, finalmente, el lugar de destino fuera el indicado por el Ing. Finardi, es decir, los Estados Unidos, ¿qué indicio podríamos tener para establecer ese probable lugar?
NO PODEMOS OLVIDAR QUE PABLO VI ESTABA AFILIADO Y HABÍA TRABAJADO PARA LA OFFICE OF STRATEGIC SERVICES (OSS)
EL SERVICIO SECRETO AMERICANO EN TIEMPOS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL QUE FUE, LUEGO, SUSTITUITO POR LA CENTRAL INTELLIGENCE AGENCY (CÍA), CREADA EN 1947 POR ROBERT A. LOVETT, MEMBRO AUTORIZADO DE "SKULL & BONES", EL ELITISTA CENTRO DE FORMACIÓN DE DIRIGENTES POLÍTICOS DE LOS ILLUMINATI DE BAVIERA EN LOS ESTADOS UNIDOS.
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